Jon Fosse y el arte de escribir bajo el agua

327

Una forma simple y directa de presentar la obra del escritor noruego Jon Olav Fosse, quien recibió el Nobel de Literatura en 2023, es recordar la misma motivación por la cual la Academia sueca le otorgó tan prestigioso premio: es decir, “por el carácter innovador de sus dramas y su prosa narrativa que dan voz a lo inefable”.

          Lo inefable, lo que no se puede explicar con palabras, porque —como diría la autora mexicana Cristina Rivera Garza (2023)— este algo indescriptible se encuentra, a menudo, bajo el agua, donde se esconden nuestros pensamientos más íntimos, las tensiones de nuestras soledades, así como la necesidad espiritual de tener fe en Dios, o no tenerla, y de comprender las proporciones que la muerte y el amor tienen en nuestra vida. Pues sí, como bien motivó la Academia sueca, la escritura de Jon Fosse tiene la virtud de llevar a sus lectores bajo el agua, para sondear los riesgos que conlleva el descubrimiento de lo inefable.

          Para enfrentar estos aspectos densos y difíciles y no perdernos en el laberinto de esta tarea crítica, quizás vale la pena apoyarse en dos ideas-guía que pueden ser muy efectivas para acercarse a la obra de Jon Fosse. Antes que nada, cabe evidenciar que el ars combinatoria de la escritura del noruego remite a una armonía literaria que se funda —entre otros aspectos— en la fuerza y la intimidad del recuerdo autobiográfico, la rarefacción del estilo y de los diálogos, el uso no convencional de la puntuación y, quizás, sobre todo, la idea de que escribir es una forma de oración, como una letanía que precisa la condición mística del escritor y de su lector. Para Fosse, quien abandonó el puritanismo para convertirse en 2013 al catolicismo, escribir es también creer.

          Considerando estos aspectos, adquiere un sentido más claro lo que afirma Cecilie N. Seiness, la primera y más importante biógrafa del noruego, autora del ensayo Jon Fosse. Poet på guds jord (Poeta en la tierra de Dios, Samlaget, 2009): más que hablar del teatro, la narrativa, el ensayo o la poesía de Fosse, es oportuno considerar, en su totalidad, el fenómeno Fosse. Como en el caso de Jorge Luis Borges y José Lezama Lima, también respecto al norsk fortatter nos debemos referir a un estatuto Fosse, porque es impropio hablar de los diferentes géneros que el noruego ha experimentado; de hecho, su forma de escritura tan introspectiva y profunda parece parodiar los límites establecidos entre las diferentes categorías del discurso literario.

          La segunda línea-guía que se puede utilizar como herramienta de aproximación al fenómeno Fosse y, en general, a las distintas literaturas del mundo, está representada por las sugerencias que ofrecen ensayistas como Ottmar Ette (2008) y Franco Moretti (2001) cuando hablan de los vínculos que existen entre la literatura, las dimensiones espacio-culturales y la cartografía. En el reducido espacio de esta interpretación sobre Fosse, cabe recalcar que si queremos entender la intimidad de Dette burde skrives i nutid (Como si fuera al presente, novela de 2011 no traducida todavía al español), de la danesa Helle Helle, o las talentosas pinceladas de autoras finlandesas como Sofi Oksanen y Riikka Pulkkinen (ya traducidas al español por Salamandra), o, también, los sufridos existencialismos que dibujan los ya famosísimos Jo Nesbø y Karl Ove Knausgård (quien fue, de hecho, discípulo de Jon Fosse), al abrir sus libros deberíamos in primis “ubicarnos en el mundo”; tomar conciencia de la distancia que, como lectores, nos separa de espacios políticos, culturales, sociales, económicos, literarios, tan distintos. Esta operación espacial, y hermenéutica al mismo tiempo, nos hace entender que en la experiencia receptiva de cada lector y lectora se activa un preciso dialogo entre las diferentes estancias que, de hecho, ponen la literatura en movimiento, permitiéndole transgredir las fronteras y solucionar las limitaciones de una residencia fija, yendo más allá de los espacios de la escritura, de la lectura y de la recepción (Ette 2008, pp. 14-15).

              Con base en estas reflexiones, para acercarse —como lectores mexicanos— a la narrativa de Jon Fosse podría resultar muy efectivo jugar con un planisferio y buscar en sus márgenes este aproximado conjunto de números, letras y símbolos: 19º25’N y 99º15’O, por un lado; y, 59º41’N con 5º28’E, por el otro. Como se puede imaginar, se trata de las coordenadas geográficas, respectivamente, de la Ciudad de México y de Haugesund, la pintoresca ciudad en la región de Vestlandet (tierra del Oeste) en la cual el noruego Jon Fosse nació el 29 de septiembre de 1959.

Si consideramos que casi toda la producción dramática, poética y narrativa de Fosse tiene como absolutos protagonistas el medio ambiente, la naturaleza (el mar frío y sus profundos fiordos), el contexto cultural, la vida rural y las dinámicas psicológicas típicas de esta región de Noruega, Vestlandet, entenderán fácilmente cómo es necesario ubicarnos en el mundo, para percibir la distancia que separa a México de esa tierra del Norte. Una tierra en la cual las condiciones climáticas, sociales, religiosas, culturales y lingüísticas son antípodas respecto a las nuestras, es decir de las personas que vivimos del lado occidental del charco y bastante más al sur de esos álgidos cincuenta y nueve grados de latitud norte.

Esta simple consulta cartográfica permite al lector y a la lectora activar su tarea receptiva de la obra literaria de Jon Fosse. Antes que nada, desde el punto de vista de una cuestión lingüística fundamental: el autor de obras como Nokon kjem til å komme (Alguien va a venir), Morgon og kveld (Mañana y tarde), Trilogien y Septologien siempre ha escrito en nynorsk (nuevo-noruego) que es una de las dos formas escritas oficiales que posee el idioma noruego. Utilizado, hoy en día, por el 15-18% de los cinco millones y medio de noruego-hablantes, el nynorsk fue creado por el lingüista y naturalista Ivar Aasen (1813-1896), como variante autóctona y rural, gracias a su estudio de los distintos dialectos de la región occidental de Noruega. En este sentido, cabe recordar que la otra forma escrita oficial del noruego es el Bokmål (idioma de los libros) que usa la gran mayoría de la población y se basa en el danés escrito: de hecho, el danés fue la lengua oficial en Noruega hasta 1814.

          Como podemos leer en “Il mio amato nynorsk” (“Mi querido nynorsk”), artículo de 1992 que se recogió en la colección Gnostiske Essayes (Ensayos gnósticos, 1999), Jon Fosse declara pertenecer a la costa occidental de Noruega, Vestlandet:

 

Soy uno de aquellos que siempre ha escrito en nynorsk, que aprendí en la escuela primaria, secundaria y el bachillerato, con una instrucción basada en principios tradicionales y estoy feliz de haber recibido una educación tradicional […]. A los 22 años debuté como escritor en la editorial Samlaget y, desde ese entonces, he escrito muchos libros y artículos, todos en nynorsk. Por eso, soy, irremediablemente, una creatura que escribe en nynorsk (p. 37).1

 

 

En este mismo sentido, pasando de la forma ensayística a la narrativa, hay un pasaje de la obra maestra de Jon Fosse que quisiera recordar. Se encuentra al principio de la primera de las siete partes que dan cuerpo a Septologien (Septología, 2019-2021), novela muy bien traducida al español por Cristina Gómez-Baggethun y Kirsti Baggethun por la editorial De Conatus. En este pasaje, Asle, el anciano pintor viudo quien vive retirado en el pequeño pueblo de Dylgjia, a lo largo del más profundo fiordo de Noruega, el Sognefjorden, está pasando un momento de descanso y, a través de la ventana, fija la mirada en un punto muy preciso del mar buscando en sus recuerdos los errores y las incomprensiones de su existencia. El narrador Asle nos dice:

 

Miro hacia la mesa redonda que está ante la ventana, junto a la mesa hay dos sillones, en uno de ellos, el de la izquierda, me sentaba y me siento yo, y en el de la derecha se sentaba siempre Ales, sí, mientras vivió, pero Ales murió demasiado joven y no quiero pensar en eso, y la hermana Alida también murió demasiado joven y tampoco quiero pensar en eso, pienso, y me veo sentado en mi sillón, mirando el punto fijo que suelo mirar en el fiordo de Sygne, el punto por lo que me oriento (pp. 10-11).

 

 

Cabe señalar que estas declaraciones de pertenencia a una tradición lingüístico-cultural tan específica —declaraciones que encontrarán espacio también en el teatro y la poesía de Jon Fosse— desatan, por supuesto, una serie de problemas referentes a la traducción de sus obras: Fosse escribe originalmente sus textos utilizando una versión del noruego que entienden a lo mucho 850,000 personas. Es inevitable que haya todavía mucho trabajo que hacer para publicar en español, así como italiano —por cierto, menos en inglés y alemán— los más de setenta títulos que el autor noruego publicó entre novelas, poemarios, libros por la infancia, ensayos y dramas.

          Nacido en Haugesund, Fosse se mudó pronto a Strandebarm, pequeño pueblo que se encuentra a 400 km de distancia de Oslo y a 85 km de Bergen, la capital de la región de Vestlandet. Como él mismo declara en su ensayo autobiográfico “Mística negativa” (publicado en 1993 y recogido en los ya citados Gnostiske Essayes), creció en una familia de comerciantes marcada por el puritanismo y, en particular, por las convicciones pietistas y cuáqueras de los abuelos maternos.

              Entre las primeras pasiones que el joven cultivó, la guitarra rock ocupa un espacio especial: de hecho, Fosse afirmó en una entrevista que la progresiva consumación de la dimensión rumorosa del rock le permitió descubrir el vacío y el silencio de la escritura. Paulatinamente, los intereses literarios y el compromiso político sustituyeron la primera vocación musical. En el mismo periodo, se acercó a la literatura noruega leyendo a escritores como: Knut Hamsun, autor de la novela Sult (Hambre, 1890); Tarjei Vesaas, poeta y novelista dominado por los temas del Mal y el absurdo que escribió en nynorsk obras como Fuglane (Pájaros, 1957) e Is-slottet (El Palacio de hielo, 1963); y, también, leyendo al atormentado e intransigente poeta, pintor y crítico literario Jens Bjørneboe, a quien definió como su maestro por su anticonformismo del lenguaje.

              Mientras empezaba a mostrar actitudes rebeldes y radicales, expresiones de una angustia personal que lo llevó a fumar y tomar alcohol en exceso, a los 19 años Jon Fosse se inscribió a la prestigiosa Universitet i Bergen para estudiar Literatura comparada. Como en algunas de sus futuras obras llegará a contar implícitamente, pescando motivos y tensiones entre los recuerdos personales, a los veinte años Fosse ya era padre: en este sentido, resulta imposible no mencionar, por ejemplo, la historia de los jóvenes padres Asle y Alida que Fosse propone en el hipnótico libro Trilogía (2014, traducido al español por Cristina Gómez-Baggethun y Kirsti Baggethun). Además, en este periodo, empezó a colaborar con el Gula Tidend, histórico diario de Bergen, que se publicó entre 1904 y 1996 y en cuya redacción reinaba el nynorsk.

          En 1983, Fosse debutó en la narrativa con su novela Raudt, svart (Rojo, negro), en la cual, manejando una intensidad emocional todavía en bruto, ya anticipa su capacidad de explorar el profundo mundo interior de sus personajes: el libro nos cuenta la historia de un joven que enfrenta las dificultades de vivir en un pueblo remoto de la costa noruega y manifiesta toda su rebeldía frente a un ambiente cerrado y dominado por la intolerancia religiosa.

          A esta primera publicación siguieron su segunda novela, Stengd gitar (Guitarra cerrada, 1985) y, sobre todo, su primer poemario Engel med vatn i augene (Ángel con agua en los ojos, 1986). Respecto al talento lírico de Fosse, cabe señalar que la editorial Sexto Piso ha publicado, en dos volúmenes y con traducción de Cristina Gómez-Baggethun, los Dikt i samling (Poemas en colección), de Jon Fosse; el primer tomo contiene sus primeros tres poemarios: el ya citado Ángel con agua en los ojos, Hundens bevegelsar (Los movimientos del perro, 1990) y Hund og Engel (Perro y ángel, 1992). Por su parte, el segundo volumen de la Poesía completa atesora los Nye dikt (Nuevos poemas, 1997), Auge i vind (Ojos al viento, 2003), Stein til stein (Piedra en piedra, 2013) y Poesiar (Poesías, 2016).

          Otra glosa, un poco más misteriosa: tomando como modelo la fuerza metafórica del estilo poético de Federico García Lorca —quizás, el dramaturgo y poeta español más admirado por Jon Fosse—, sus primeras composiciones líricas insisten en el valor simbólico del perro y del ángel que serán, además, elementos muy importantes en la narrativa de Septología y en la concepción del teatro fosseano, respectivamente.

          En 1987, Fosse se gradúa en Literatura comparada y publica otra novela: Blod. Steinen er (Sangre. La piedra es). Sin embargo, es 1989 el año más importante de esta primera etapa del escritor. Mientras se separa de su primera esposa —quien parece todavía odiarlo, a pesar del Nobel—, publica su primera colección de ensayos con el título de Frå telling via showing til writing (que en español podría ser: De contar pasando por mostrar hasta escribir), libro en el cual se ocupa sobre todo de crítica y teoría literaria. En este sentido, las figuras más influyentes son Harold Bloom, Mijaíl Bajtín y Jacques Derrida, pero también Martin Heidegger y Ludwig Wittgenstein.

              En el mismo año, sale de la imprenta Naustet (El cobertizo para botes), novela corta que obtiene un notable éxito por parte de la crítica. Según Franco Perrelli, investigador especialista en teatro europeo y, en particular, escandinavo, esta aventura de autoconocimiento a la cual Fosse invita a los lectores de Naustet, propone un original tratamiento del yo narrador y desarrolla ulteriormente la línea introspectiva de autores como el bohemio Franz Kafka y el irlandés Samuel Beckett; en este sentido, Esperando a Godot (1955) es una obra fundamental para el teatro del dramaturgo Fosse.

          En la novela corta Naustet, lo que más sorprende es cómo la sensibilidad de la inquietud llega a permear cada porosidad de la narrativa fossiana: el color dominante de su escritura es la melancolía; mientras que la idea de fondo del libro es que el lenguaje puede siempre conectarse con algo más grande de nosotros mismos y trascender las limitaciones de la experiencia humana. No hay duda: en Naustet, Fosse presenta la centella que dará luz a su prosa.

          Después de publicar otras tres novelas que no obtienen el mismo éxito, Fosse se acerca a la escritura dramática por necesidades económicas. Entre 1993 y 1995 escribió los dramas Nokon kjem til å komme (Alguien va a venir), Og aldri skal vi skiljast (Y nunca nos separaremos) y Namnet (El nombre). Junto a la novela Naustet, estas obras, que después de 30 años siguen representándose en muchos países del mundo, le dan a Fosse una cierta resonancia a nivel internacional, sobre todo en Suecia, Francia y Alemania, menos en Inglaterra. A estas primeras piezas teatrales, seguirán otros 25 dramas hasta 2007, entre los cuales, me limito a recordar Dødsvariasjonar (Variaciones sobre la muerte, 2001), Dei døde hundane (Los perros muertos, 2004), Varmt (Calor, 2005) y Eg er vinden (Yo soy el viento, 2007).

          Respecto a la poderosa arte dramática de Jon Fosse, podemos sintetizar sólo unos cuantos breves juicios con los cuales concuerdan tanto el ya mencionado Franco Perrelli así como el escritor y crítico teatral sueco Leif Zern, autor del fundamental ensayo La luminosa oscuridad. El teatro de Jon Fosse (2005). Inspirado por los maestros Henrik Ibsen, Antón Chéjov y el ya nombrado Beckett, y revitalizado por el expresionismo de los austriacos Thomas Bernhard y Peter Handke y de la británica Sarah Kane, el arte dramático de Jon Fosse se caracteriza por su enfoque en la vida interior de los personajes. El noruego sabe ahondar en los temas psicológicos y existencialistas, representar las emociones complejas y los pensamientos inconfesables dejando en su público un sabor dramático único, intimista y profundo. La suya es una operación creativa audaz que nace de un escenario minimalista, se desarrolla a través de diálogos esenciales e introspectivos, y que prioriza el trabajo de los actores rechazando, finalmente, la primacía del texto dramático. En el teatro de Fosse hay como un eco lejano del ascetismo y la búsqueda iniciática del director polaco Jerzy Grotowski: el teatro se vuelve un espacio sacral y ritual, en el cual sumergirse para encontrar la fe después del dolor y la angustia.

          Mientras va cerrándose este análisis sobre Jon Fosse y su arte de escribir bajo el agua, nos detendremos, brevemente, en dos de sus obras narrativas que se han publicado en español. Antes, deseo aconsejar la lectura de algunos libros que no se podrán presentar aquí con mayor cuidado: me refiero a las ya nombradas Trilogía (reeditada por De Conatus y Seix Barral, en 2023) y Mañana y tarde (coedición entre NórdicaLibros y De Conatus, aparecida siempre el mismo año), así como a las recientes y polémicas publicaciones de Blancura (Random House, diciembre de 2023) y Ales junto a la Hoguera, que salió por el mismo sello editorial de Random House.

              La primera novela que cautivó mi sensibilidad estética es Melancolía (Random House, 2023, con traducción al español de Ana Sofía Pascual Pape). Publicado originalmente en dos partes (1995 y 1996), este libro cuenta la triste historia del pintor noruego Lars Hertervig (1830-1902), quien nació en un pequeño pueblo de la región de Vestlandet y se formó en la Academía de Bellas Artes de Düsseldorf, bajo el magisterio del artista romántico noruego Hans Gude. A través de una escritura agitada y febril, que a menudo transmite la sensación del descontrol típico de la galskap (la locura) y, también, un poco la percepción del temblor con el cual los primeros cuáqueros manifestaban su fervor místico, Jon Fosse describe las paranoias, las alucinaciones y los delirios amorosos y sexuales de este joven artista noruego. Figura cumbre en la historia del arte de su país, el paisajista Hertervig sufrió casi toda su vida de esquizofrenia; después de haber vivido la dramática experiencia del hospital psiquiátrico, falleció en la pobreza.

          La segunda y última obra de la cual quisiera hablarles es Septología, sin duda alguna, la creación más ambiciosa y representativa de la literatura de Jon Fosse. Afortunadamente, la traducción al español, otra vez por la editorial De Conatus, es de Cristina Gómez-Baggethun. La novela se divide en tres volúmenes y siete partes: Det andre namnet (El otro nombre, 2019, que contiene las primeras dos partes); Eg er ein annan (Yo es otro, 2020, las partes 3, 4 y 5); y, finalmente, Eit nytt namn (Un nuevo nombre, 2021, que atesora la sexta y la séptima parte). La narración se desarrolla a lo largo de siete días y siete noches; cada parte principia con el protagonista Asle —ya contemplamos el Fiordo de Sogn, en la región de Vestlandet— quien se despierta y se ve de pie, mirando uno o varios de sus cuadros. Finalmente, cada parte termina, con el viudo pintor que se abandona al sueño después de rezar un Pater noster y un Ave, Maria.

          Exadicto al alcohol, Asle pinta por liberarse de las imágenes que lo torturan y los recuerdos que agitan su pasado. Utilizando un estilo narrativo no convencional, podríamos decir único y distante, a pesar del Nobel, de las seducciones comerciales, Fosse nos cuenta, de forma impecable, la alienación y la soledad de este personaje: su sensibilidad hacia la inquietud. El viaje introspectivo y visionario del artista que Fosse describe en Septología nace y se desarrolla, como un mágico cuento metafísico, a partir de elementos concretos y definitorios del horizonte noruego: el gélido mar, la nieve, la lluvia, los fiordos escarpados, las remotas aldeas y las esenciales relaciones humanas que Asle conserva. El resultado final de esta creación narrativa es una Odisea de la condición humana que cualquiera lectora y lector pueden compartir, si sólo aceptan el desafío.

          La escritura de Fosse se hace radical, hipnótica, incluso parece ahogarnos, dejarnos sin aire. El autor noruego se olvida de que el punto y la puntuación pueden servir como momentos de aliento y descanso, quita saltos y pausas de sus frases, sin perder el equilibrio morfosintáctico. Revoluciona la lógica de los diálogos y del discurso indirecto libre que Flaubert, en Madame Bovary, había cristalizado: solo que el Dios de la creación no es el artista, sino la misma creación, un yo narrativo sólido y melancólico, exquisitamente noruego que nos cuchichea el tartamudeo de su conciencia, como si escucháramos una música silenciosa. Todo es muy natural, a Kind of blue, diría Miles Davis.

          Con Septologien, Jon Olav Fosse alcanza una forma narrativa difícilmente comparable. Tan local, tan intima, tan profunda, hasta al punto que, después de cerrar el libro, y creer que podamos volver a nuestra simple cotidianidad, en realidad, nos estamos preguntando qué esconde el mar en sus profundidades, qué se esconde en las profundidades de la literatura, allá bajo el agua, donde se oculta lo inefable.

 

Referencias

 

Ette, Ottmar. Literatura en movimiento: Espacio y dinámica de una escritura transgresora de fronteras en Europa y América. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2008.

 

Fosse, Jon. El otro nombre. Septología I. Trad. Cristina Gómez-Baggethun y Kirsti Baggethun. Madrid: De Conatus, 2019. Kindle.

 

Fosse, Jon. Saggi gnostici. Trad. Franco Perrelli. Imola: Cue Press, 2018.

 

Moretti, Franco. Atlas de la novela europea. 1800-1900. México: Siglo XXI, 2001.

 

Rivera Garza, Cristina. El invencible verano de Liliana. Ciudad de México: Penguin Random House, 2023.

 

Seiness, Cecilie N. Jon Fosse. Poet på guds jord. Oslo: Samlaget, 2009.

 

Zern, Leif. The Luminous Darkness. The Theatre of Jon Fosse. Trad. Ann Henning Jocelyn. Londres: Oberon Books, 2011.

 

El presente texto fue originalmente leído durante el evento ‘Descubriendo a los Nobel 2023’, en el marco de la Fiesta del libro y la rosa, Centro Cultural de la UNAM (UDIR y ENES Unidad Morelia, 27 de abril de 2024). Aprovecho para agradecer la invitación del Dr. Daniele Colosi.

 

raffa.cesana@gmail.com


1  Al no ser indicado de manera distinta, las traducciones que se presentan en el texto son mías.