Victoria Combalia: para que un artista comience a despuntar siempre es necesario el texto de un crítico

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¿Cómo se inició en el estudio de las artes visuales?

A mí me gustaba pintar e incluso tomaba clases en el estudio de Odile Kurz, en Barcelona. Pero a los 16 o 17 años ya me di cuenta de que nunca sería una gran pintora y de que dedicarse exclusivamente al arte ––si se quiere ser consecuente con una vocación–– exigía desahogo económico o pensar en vivir pobremente durante muchos años. Yo ya calibraba irme de mi casa ––una casa burguesa bastante incompatible con mis ideas progresistas–– y sabía que me tendría que ganar la vida por mí misma si quería ser independiente. Entonces en la carrera de Filosofía y Letras tuve de profesores de Historia del Arte a José Milicua, especialista en Goya y en Ribera, y a Ma Luisa Borrás, gran crítica de arte contemporáneo y ellos dos influyeron decisivamente en dedicarme a la Historia del Arte. Y entré a dar clases de Historia, Crítica de Arte y Estética en Bellas Artes desde 1974 hasta 2013.

Usted posee un curriculum importante. Entre ellos: Licenciada en Historia del Arte en la Universidad de Barcelona, estudios en la École Pratique des Hautes Études de París, cursó estudios de doctorado en el Instituto de Bellas Artes de la Universidad de Nueva York. Y desde 1974 hasta 2013, profesora de Arte Moderno de la Universidad de Barcelona. ¿Cuál es su lectura de donde se inicia un antes y un después en las artes visuales, en el siglo XX?

Para explicar el arte del siglo XX hay quien empieza con el Impresionismo y quien empieza con fauvismo, cubismo, Kandinsky (todos ellos casi coetáneos). Fue el Impresionismo quien rompió las normas de la pintura académica, aunque al hacer mi tesis sobre Gustave Courbet y la Modernidad, ya lo presenté como un antecedente de la Modernidad, por el hecho de su concepto de pintura de historia basado en la realidad social y no en los episodios idealizados de la pintura académica, por la planitud de sus espacios y por el uso de dispositivos formales (uso de la espátula, pintura “desenfocada” etc.) modernos.

Los artistas, en general, dicen que ya no existen críticos de arte. Críticos que apuesten por emergentes, que tengan una audacia anticipatoria en cuanto a verlos antes de saltar a la fama. ¿Lo cree así?

Antes era así, y tenemos los ejemplos de todas las épocas en que el crítico ha avanzado y “apadrinado” a un artista o un movimiento. Clement Greenberg con Pollock, Edward Lucie-Smith con el realismo contemporáneo, Germano Celant con el Arte Povera. Ahora todo ha cambiado muchísimo, el crítico puede tener influencia entre un pequeño círculo, pero los que hacen las carreras de los artistas son los grandes marchantes y el mercado. Es cierto que para que un artista comience a despuntar siempre es necesario un texto de un crítico; una publicación consolida su carrera, pero en muchas cosas son más el fruto de necesidades pecuniarias del crítico que de una verdadera pasión por aquel artista.

¿Qué cualidades debe tener un crítico de arte?

Según Baudelaire, la crítica, para ser veraz, ha de ser “parcial, apasionada y política”. El crítico ha de completar su formación leyendo a los clásicos de esta disciplina ––el gran Diderot, el original Baudelaire–– y siguiendo a los maestros anteriores (Meyer Schapiro, Leo Steinberg) así como a los excelentes Robert Hughes, Dore Ashton, Barbara Rose, Peter Schjeldahl o Catherine Millet. El crítico es el intermediario entre el artista y el público y ha de hacer comprensible aquel trabajo creativo y ofrecer reflexiones e interpretaciones sobre él. Para ello ha de tener un buen conocimiento del arte y un ojo afinado, que se consigue no solo con talento natural sino con la práctica. Lo que más cuesta es tener un ojo propio, tener criterio propio para saber jerarquizar y adelantarse a la mirada de los demás. Ser un precursor. Ángel González afirmó que el crítico es el estratega, frente a los historiadores de arte que son las tropas de ocupación. Por fin, digamos que las críticas no han de ser nunca un trampolín para las propias teorías del que escribe. También ha de huir de un lenguaje críptico o pomposo. Hoy en día está lleno de estos ejemplos negativos.

¿Qué papel cumplió la crítica en el silenciamiento de mujeres artistas?

Piense que en el libro Historia del Arte de H.W. Janson (1959) no aparece ni una mujer artista. Ni una. Luego en los años setenta y ochenta del siglo XX empezaron a surgir magníficos libros sobre las mujeres artistas a lo largo de toda la historia, como los de Eleanor Tufts (1974), Linda Nochlin y Ann Sutherland Harris (1976) o Karen Petersen y J.J .Wilson (1976). En los jurados de premios artísticos, en los que yo he participado muchas veces, casi todos los miembros, hasta los años ochenta, eran hombres y se premiaba a artistas hombres. Incluso diría que “quedaba mal” proponer a mujeres, algo que yo hacía tímidamente. Esto afortunadamente ha cambiado mucho, y en este siglo XXI los premios, las publicaciones y la exposición de las obras de las mujeres artistas se va normalizando rápidamente.

¿Percibe, entonces, una mayor visibilidad de mujeres en las artes visuales?

Las cosas han cambiado mucho y a mejor. Pienso sólo en los Premios y retrospectivas que han conseguido la mayoría de estas artistas del siglo XX: Leonora Carrington recibió el Premio nacional de México en 2005 y la Tate de Liverpool le consagró una gran exposición en 2015 (y habrá otra en Mapfre, España, en 2023). Marina Abramovic consiguió el León de Oro de la Bienal de Venecia de 1997 y ha gozado de múltiples exposiciones, incluida la del Moma neoyorquino; Una Araña de Louise Bourgeois se vendió en 2011 por 10,7 millones de dólares… la mayoría de las artistas que explico en Amazonas con pincel han tenido excelentes exposiciones en los últimos 10 o 15 años. Para las jóvenes también es todo mejor: aún no paritarias, ni mucho menos, pero acceden al mercado del arte. y a una mayor visibilidad. Esto también es consecuencia de que hay más directoras de museos y de Kunsthalles que son mujeres.

Usted, en una entrevista, dice: De no ser por Picasso, Dora Maar hubiera sido como Cartier-Bresson. ¿Podría ampliar este punto de vista?

El caso de Dora Maar es muy difícil porque ella, según las épocas, tuvo una gran autoestima o bien se autoboicoteó en los últimos años, en donde como yo explico en mi libro, le surgieron propuestas de exposición que rehuyó. Lo que parece bastante claro es que con su relación con Picasso (de casi 10 años, de 1936 a 1946) su vida cambió totalmente. Antes era una excelente fotógrafa que fue comparada a Brassaï; luego pasó a ser la amante de Picasso y, al pasar de la fotografía a la pintura, su obra se fue olvidando ––en realidad, porque no era tan buena como en la fotografía––. Cuando yo la conocí, casi nadie recordaba su carrera como fotógrafa, solo 5 o 6 especialistas. Por eso, aunque es una suposición, podría pensarse que sin el episodio de Picasso que la marcó profundamente, tal vez hubiera seguido su carrera como fotógrafa.

Usted trabajó mucho sobre ella; aunque no le permitió verla personalmente, sí dialogaban telefónicamente. ¿Por qué cree usted que se haya encerrado tanto en sí misma como para llegar a ser casi olvidada?

Cuando yo contacté con Dora Maar, todo el mundo me previno de que me colgaría el teléfono. Sólo hablaba con su confesor, su portera, una vecina y tal vez dos amigos. Pero me atendió perfectamente al teléfono durante largas conversaciones. Nunca toqué el tema Picasso por miedo a que me colgara. Era muy inestable en sus estados de humor. Como yo he demostrado, no estuvo ni mucho menos encerrada en los años cincuenta y sesenta, porque veía a Marie-Laure de Noailles, Lise Deharme, Maud Westerdhal, Théo Léger y Sherban Sidery y a algunos pocos amigos más. Pero superó el abandono brutal de Picasso (un buen día dejó de telefonearla) recuperando la religión católica y con un psicoanálisis con Jacques Lacan. Se fue aislando, ya que también era de carácter reservado y melancólico.

¿Cuál es el aporte y el lugar de Dora Maar en las artes visuales?

Ella es una fotógrafa destacada de la fotografía surrealista francesa, con unas 10 o 12 obras maestras en este terreno. Los precios de estas obras están por las nubes. Y luego es una excelente retratista, fotógrafa de moda y de calle. Personalmente me entusiasma su fotografía de calle, por su mirada empática hacia los desheredados de la sociedad. También tiene una mirada muy personal, que busca “la extrañeza de lo cotidiano” en la vida diaria. Por eso sus fotografías no se confunden con otras.

Usted en una entrevista, recuerda que la gran artista Dorothea Tanning se negaba a hacer exposiciones de mujeres. ¿A qué cree que se debía esa actitud?

En los años sesenta y especialmente setenta, incluyéndome a mí misma, nos parecía que hacer algo sólo sobre “artistas mujeres” era discriminatorio. Cuando descubrimos que nada era paritario, cambiamos de opinión. Y constatamos que había mucho por hacer en el terreno de dar visibilidad a las mujeres artistas.

Hay artistas, como Jacqueline Lamba, Remedios Varo, Leonora Carrington, Maruja Mallo, Ángeles Santos, Dorothea Tanning o Lee Miller por ejemplo, que muchos, una gran mayoría, desconocen que eran artistas. ¿Cómo pudo suceder tan abiertamente, que tanto talento fuera silenciado?

Cada una, como se ve en mi libro, tiene historias distintas. Jacqueline Lamba hasta hace poco era considerada sólo como la esposa de André Breton. Remedios Varo y Leonora Carrington, por suerte, son conocidísimas en México y ahora, su obra es tan cara como se merece. Maruja Mallo se tuvo que exilar durante la Guerra Civil y volvió a España ya muy mayor; se la descubrió en los años ochenta. Ángeles Santos, a la cual iban a encerrar en un psiquiátrico por manifestar comportamientos “rebeldes”, se casó con un pintor tradicional y abandonó su surrealismo; de ahí su poco eco hasta hace poco. Dorothea Tanning fue la esposa de Max Ernst y esto también la condicionó. Y Lee Miller, tras una carrera magnífica, se casó, visitó los campos de concentración alemanes, entró en una depresión y abandonó la fotografía hasta que su hijo Tony la reivindicó.

¿Corre riesgos el feminismo de caer en una moda, tanto en las artes visuales como en general en la vida?

Ahora es una moda, pero bienvenida sea. Hay nuevas versiones del feminismo con nuevos planteamientos y hay mucho por reivindicar, lo que les concierne ya a las jóvenes.

¿Son importantes los curadores? ¿Cuál es el rol que deben cumplir en el armado de una muestra, un libro de arte, etc?

Son curadores los que escogen el tema y seleccionan obras para una exposición. Un mal curador arruina a un artista. Un buen curador lo realza. Un buen curador también es como un crítico cuando expone artistas que ha descubierto y acierta en su elección.

¿Qué opina de las redes sociales, como Instagram, Facebook y otras, para difundir las artes visuales?

Soy un poco torpe con las nuevas tecnologías, pero entiendo que Instagram es una buena plataforma para dar a conocer obras, lo que sucede es que hay tantísima información que todo es muy aleatorio. Soy una gran fan de Facebook, en donde recomiendo exposiciones, películas y libros, dado el escaso espacio del que ahora dispone la crítica. Y ahora hay muchas subastas y ventas por Internet, con un éxito nada desdeñable. Los tiempos cambian.

También es especialista en Joan Miró y Tapies. ¿Qué influencia ejercen hoy?

Joan Miró no para de ser revalorizado e interesa muchísimo en el mundo de arte actual. Tàpies ha bajado un poco su influencia, aún fuerte en Catalunya, pero yo sigo considerándolo muy buen artista.

Tapies formó parte de un grupo de artistas en Catalunya: Dau al Set ¿Qué influencia ejerce hoy ese grupo, que además estaba conformado por Joan Brossa, Joan Ponç, Arnau Puig (filósofo), Modest Cuixart, Juan Eduardo Cirlot (poeta y ensayista), Joan-Josep Tharrats, en las artes visuales?

Brossa es casi ya un mito nacional catalán y tiene una Fundación propia. Joan Ponç está siendo muy reivindicado. Menos lo están Tharrats y Cuixart. Yo expuse Dau al Set en la exposción Barcelone 1947-2007 en la Fundación Maeght de Francia y fue el movimiento que arrancó más críticas positivas como “descubrimiento” de un período que el público francés desconocía. Creo que hará mas exposiciones internacionales sobre Dau al Set, o debería haberlas.

¿La fotografía resulta interesante para las galerías y los museos?

La fotografía está totalmente integrada en los museos actuales. En Francia organizan Les rencontres d´Arles y Paris Photo, de excelente nivel. Los jóvenes, más que pintura, compran fotografía, así que su mercado también es bueno.

¿Será la pandemia, un antes y un después en cuanto a cómo se vivirán las artes visuales? ¿Qué cambios ve que quedarán y cuáles no?

¡Como se dice ahora, no tengo una bola de cristal! Pero las ventas por Internet (no presenciales) seguirán, especialmente en subastas, y estoy segura de que los museos han aprendido a hacer-y hecho- unas páginas web mucho mejores que las anteriores, incluso con visitas virtuales.  Claro está que nada suple completamente la visión directa de una obra de arte; para mí no hay duda de ello. Cuando se acabe la pandemia los museos renacerán.

¿En qué proyecto se encuentra?

Estoy escribiendo mis memorias, en las que llevo año y medio y aún necesito otro más, voy hay reeditar el volumen 2 de Amazonas con pincel y también sigo escribiendo mensualmente en el diario El País. Estoy organizando dos retrospectivas: del collagista Angel Bofarull y de la pintora María Girona, muy desconocida en el extranjero y a descubrir (ambas en 2023).