Lina Puerta: el cuerpo, contenido por la piel como una maleta de viaje

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Lina Puerta by Michael Palma Mir Photographer for SHCMAS.

¿Cómo se inició en el estudio de las artes visuales y en el conocimiento de los materiales?

Desde mi infancia tuve amor por el arte, pero como me críe en un pueblo relativamente pequeño en Colombia, nunca vi el arte como una opción profesional. No fue sino hasta que regresé como adulta a E.U. (mi país natal) para ingresar a la universidad, que comprendí que mi gran pasión era el arte. Desde temprano en mi carrera artística he tenido curiosidad por los materiales y me ha gustado aprender nuevas técnicas, experimentar y mezclar materiales diversos.

 

¿Quiénes han sido y son sus influencias y que siente que sumaron a su obra?

Mi mayor influencia fue mi tío Chepe cuando yo era una niña y vivimos en New Jersey y luego en Colombia, él era un joven adulto y sufría de epilepsia, por lo tanto su comportamiento era infantil y vivía obsesionado con dibujar y pintar. Dibujaba sobre cuadernos con líneas y siempre con lapicero, nunca con lápiz y tenía una imaginación increíble y surreal. Coloreaba con lápices de colores o con lo que hubiera a su disposición. Para mí, de niña, fue maravilloso dibujar y pintar a su lado durante tardes enteras.

Otras artistas de gran influencia para mi han sido y son Olga de Amaral, Doris Salcedo, Marisol, Frida Kahlo, Rebecca Horn, Louise Bourgeois, Kiki Smith y Berlinde de Bruyckere, entre otras.

 

¿Cómo construye su proceso creativo? 

Parto mayormente de observaciones de mi entorno, pero también lo informa en gran parte el material. Es decir, por lo general comienzo con una idea amplia o vaga y al momento de trabajar y ejecutar la obra, me dejo guiar por los materiales, trabajando intuitivamente y prestando mucha atención a lo que sucede cuando entretejo o junto un material con otro, teniendo en cuenta sus texturas, colores, formas y memoria.

 

¿Cómo ha influido en usted la cultura americana?

Ha influido mucho más de lo que yo creyera y en todos los aspectos. Pues llevo muchos años viviendo en este país y mi formación superior y artística la hice aquí. Sin embargo, siempre he sentido un arraigo profundo hacia a mis raíces Latinas y sobre todo, ahora en mi madurez, hacia al paisaje donde crecí en Colombia.

 

Han dicho que su obra explora las nociones de control, consumismo y fragilidad de la vida. ¿Está de acuerdo? 

Si, considero que vivimos en una cultura basada en la explotación y en el consumo desenfrenado. Lo cual, en consecuencia, está llevando a un gran desbalance del ecosistema. Por esta razón, en mi obra trato al máximo de usar objetos y materiales que han sido o van a ser desechados. También me interesa explorar la forma en que la naturaleza, con el paso del tiempo, logra poco a poco esculpir, deteriorar y deshacer la superficie (y el cuerpo), absorbiéndolo en ciclos de vida, muerte y renovación.

 

Usted instaló recientemente un mural escultórico: Manigua, en el vestíbulo del teatro Miller Theatre, en New York. ¿Cómo nació ese proyecto? 

Manigua es una instalación de mi serie Botánico, la cual está inspirada en la naturaleza silvestre o maleza, que crece principalmente en zonas urbanas, en áreas inhóspitas y generalmente abandonadas. Esta obra comprende plantas artificiales que deconstruyo y reorganizo para que aparezca como vegetación desorganizada, la cual siempre estamos tratando de combatir y eliminar. Para mi es interesante que las plantas artificiales existan como un invento humano para satisfacer el deseo de control sobre las plantas, ya que son matas que no requieren cuidado, que no mueren ni se marchitan. Además, por lo general son diseñadas en su estado “optimo”, siempre en flor, con todas sus hojas y partes perfectas. A estas plantas deconstruidas las mezclo con texturas que hacen referencia al cuerpo, con texturas que se asemejan a la carne humana,y con otras, como telas, flecos, cadenas y adornos comúnmente utilizados para adornar el cuerpo.

 

Usted ha dicho que su trabajo es una exploración continua del interior y exterior del cuerpo humano desde un punto de vista no científico. ¿De qué manera logra esa mirada no científica? 

En la cultura occidental globalizada, la mirada científica es demasiado estéril, fría y ve el cuerpo como una simple máquina. Además está obsesionada con el exterior del cuerpo y tiende a ver el interior con cierto fastidio y hasta repudio, cuando, en realidad, el cuerpo es un ecosistema sumamente fascinante, no sólo por todas sus funciones, sino por su propia inteligencia y sensibilidad que está fuera de nuestro control. Yo intento crear, por medio de materiales que me atraen y encantan, composiciones que fusionan lo anatómico con lo botánico, ubicándolas dentro de un paisaje fantástico, hermoso, mágico y espiritual. Sabemos que en el cuerpo hay inteligencia, no solo en el cerebro, sino en cada célula, que es un pequeño mundo que no conocemos en su totalidad, y esto para mi es supremamente hermoso y conmovedor.

 

¿Cómo incluye en su trabajo la experimentación y la intuición, a los que usted se ha referido en ocasiones?

Yo utilizo materiales que voy colectando sin un plan definido, los escojo simplemente por que me gustan, me parecen interesantes y me dan alegría y felicidad. ¡Muchas veces siento que los materiales me escogen a mí! Al comenzar una obra, generalmente tengo una idea en mente, pero en el momento de ejecutarla, me dejo guiar por los materiales utilizando la intuición, y muchas veces cambiando totalmente la idea inicial. La experimentación es clave en mi proceso creativo, trato diferentes técnicas y muchísimas combinaciones de materiales basándome principalmente en sus colores, formas, texturas y hasta significado sentimental.

 

Otros elementos que giran en su obra son el Desgaste y la Descomposición.

Sí, tengo series de trabajos que abordan este tema.  Me interesa la idea de que todo está en constante cambio, tanto el cuerpo como la naturaleza, además de todo lo construido por nuestra especie humana que vamos dejando atrás y que con el paso del tiempo envejece y desgasta, aunque sea a diferentes velocidades, hasta transformarse. Me interesa esa fragilidad que existe hasta en lo que aparenta ser fuerte e indestructible, no sólo en cuanto a superficies, pero también en cuanto sistemas y formas de vida.

 

 ¿Cómo logra hacer convivir en su obra la relación Cuerpo y Naturaleza?

Más que todo a través de la mezcla de formas anatómicas y botánicas, creando híbridos y ecosistemas que son a la vez cuerpo y naturaleza. También mediante el uso de materiales que hacen referencia al cuerpo, como son los adornos corporales, mezclados con plantas y musgos artificiales, fundiendo todo, pues al fin y al cabo somos naturaleza.

 

Hay críticos que la ubican como artista feminista. ¿Cómo influye en su obra? ¿Siente que esa definición limita su obra, entendiendo que la misma aborda varios otros intereses?

Si no fuera por el feminismo no estaría dando esta entrevista, a no ser que tuviera un nombre ficticio masculino y me mantuviera en el anonimato. Por lo tanto, como mujer feminista considero natural que mi obra también lo sea, en ningún momento la limita, al contrario es importante para mí aportar a la lucha por la igualdad de género. Me encantaría no tener que ser feminista, pero mientras no exista igualdad y continúen los atropellos hacia las mujeres no me queda otra opción.

 

En la Galería Opalka expuso entre otras obras, 7 fuentes. ¿Qué encuentra en las fuentes?

Para mi ha sido interesante integrar el agua en una serie de obras, en las cuales el agua fluye constantemente mediante una bomba eléctrica, tal como fluye la sangre por el cuerpo mediante el bombeo del corazón. Adicionalmente, las fuentes en su mayoría están contenidas dentro de una maleta, tal como lo está el cuerpo: contenido por la piel y a la vez portátil, como una maleta de viaje.

 

¿Cuál es el lugar de lo sexual y lo erótico en su obra? 

Mi obra más temprana se enfocó en la sensualidad y sexualidad femenina, pero libre de tabúes y preconcepciones, muy inspirada en la forma en que las culturas ancestrales precolombinas representaban y veneraban a la mujer como diosa de la fertilidad. Los elementos sensuales femeninos continúan estando presente en mi obra dentro de mi vocabulario visual, pero abordando temas más allá de lo sexual y de genero.

 

La idea que da su obra es una suerte de apocalipsis. Donde la naturaleza invade lo urbano. Se apropia de los espacios y llega a unirse al cuerpo de quien lo observa. Como si la naturaleza regresara a su viejo esplendor, a reinar y vencer al cemento. ¿Sería acertada esa mirada?

Sí, yo diría que la naturaleza reclama y retoma su espacio. Un apocalipsis puede hasta sonar poético, pero en realidad yo creo que sería crudo y feo ya que la cantidad desmedida de productos que usamos y desechamos a diario, y que tardarán muchísimos años en descomponerse, representan una huella ambiental que aporta al desbalance tan grave que hoy enfrentamos en el planeta.

Para mí, la serie Botánico explora como la naturaleza es resiliente y logra brotar de cualquier fractura inhóspita en medio del concreto; y cómo estas plantas, a las cuales estamos constantemente tratando de combatir y reprimir, logran sobrevivir hasta demoler estructuras que parecieran indestructibles. Esta serie además reflexiona sobre el hecho de que somos naturaleza, y la naturaleza, como nosotros, tiene vida, alma y alegría a pesar de las adversidades.

 

Usted, en una entrevista ha dicho: el proceso de hacer arte también ha sido un salvavidas, en el sentido de que ha sido terapéutico y útil para encontrar el enfoque y la paz. ¿Le resultó diferente el aislamiento que impuso la pandemia y el que usted se impone como artista al crear?

 El aislamiento impuesto por la pandemia no fue diferente, en cuanto a que me permitió concentrarme en mi trabajo, sin distracciones o compromisos de trabajo. Sin embargo, el aislamiento del mundo natural, quiero decir el no tener contacto con la naturaleza, salvo por unas cuantas plantas, ya que vivo en un apartamento sin terraza ni balcón, fue de lo más duro para mí y la extrañé profundamente. Pero si no fuese por el arte se me habría hecho mucho más difícil el encierro de la pandemia. Afortunadamente tuve proyectos en que trabajar y fue gratificante para mi poder tener ese tiempo para concentrarme en la obra.

 

¿Por qué cree usted que hay tanta resistencia con el arte indígena y con lo indígena en general?

El colonialismo nos hizo un lavado de cerebro brutal, creándonos complejos y haciéndonos creer que lo indígena es feo y estúpido.  Pero yo creo que ya estamos despertando colectivamente y creo que, como sociedad latina, en su mayoría descendiente de culturas indígenas, estamos comenzando a comprender el verdadero valor de nuestras raíces indígenas y el poder del conocimiento ancestral que aún llevamos dentro.

 

¿Qué circunstancias cree usted influyen para que las obras de artistas latinoamericanos valgan menos que la de los artistas europeos, asiáticos, americanos?

En mi opinión, esto está muy ligado al colonialismo impuesto por la cultura occidental que domina en el mundo entero. El arte y las instituciones artísticas colonialistas han llevado siempre una mirada eurocéntrica que domina incluso en Latinoamérica. Cuando logremos quitarnos el velo del colonialismo, dejemos de sentirnos inferiores ante la cultura occidental colonialista y aprendamos a valorarnos por lo que somos y de dónde venimos, nuestra cultura podrá entonces ser valorada como merece por el resto del mundo. Lo bueno es que este despertar ya se está dando en nuestros países.

 

¿Las ferias son una buena oportunidad para que el arte sume una actitud más de acercamiento con el público? 

Las ferias son buenas porque ayudan a que muchos (o pocos) artistas vivamos del arte, también son una buena oportunidad para conocer la obra de artistas y galerías de otras partes del mundo. Pero en realidad las ferias son un evento muy excluyente en cuanto al público se refiere, ya que suelen tener costos altos de entrada.

 

Usted ha leído a Silvia Rivera Cusicanqui. ¿Qué ha sumado a su obra la visión de la descolonización?

El trabajo de Silvia Rivera Cusicanqui ha sido de gran importancia para mí en cuanto me ha permitido reconocer y valorar de manera más profunda mis raíces tanto europeas como indígenas. Su visión y claridad en cuanto al mestizaje ha sido sumamente empoderador para mí en este proceso de descolonización, y ha sumado a mi obra en el sentido de que me ha permitido confiar más en mí misma y en mis propios saberes, en valorar la intuición y en la importancia de lo espiritual en relación con la naturaleza.

 

¿En qué proyecto se encuentra?

Estoy desarrollando obra para una exhibición individual el próximo año en el Jardín Botánico de Nueva York (NYBG).