Corín Tellado ha estado en mi vida y en la de todas las mujeres: Marta Soul

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¿Cómo se inició en la fotografía?

La verdad es que fue una decisión más bien intuitiva y algo fortuita. Mi familia no contaba con una cultura artística específica, ni había relación alguna con la fotografía o con el arte. Es cierto que mi abuelo materno era representante de artistas, pero su trabajo estaba más vinculado a la promoción de músicos y actores. Siempre me atrajo el cine. La fotografía la veía como una profesión muy masculina y reconozco que eso también me atrajo bastante, al principio lo tomé como un desafío y decidí matricularme en una escuela de imagen y sonido. Después llegaron los primeros logros, una beca de estudios, algunos premios, etc., y eso fue consolidando mi carrera, poco a poco reafirmando más mi decisión.

 

¿Quiénes han sido y son sus influencias?

La música y el cine siempre me han inspirado. De pequeña me pasaba horas añadiendo música a diferentes escenas que imaginaba, muchas veces eran situaciones que me sucedían, o cosas que quería que me pasaran a mí o personajes que inventaba. En el cine, lo primero me encantaban las películas de Hollywood, aunque después en mi adolescencia me sentí mucho más atraída por la Nouvelle Vague y el cine europeo. En fotografía me gusta mucho Diane Arbus, y también personalidades que considero más afines a mis inquietudes como Philip-Lorca diCorcia, Alex Prager, Erwin Olaf o Jeff Wall, entre otros.

Ahora mismo, me motivan muchas fotógrafas contemporáneas como Petra Collins, Aida Muluneh o Pixy Liao en su particular manera de representar el mundo desde diferentes escenarios/culturas.

 

¿Qué presencia tuvo la pandemia en su vida y en su obra?

Desde hace ocho años vivo con mi familia en Sheffield, una ciudad al norte de Inglaterra, vivimos en un barrio residencial bastante tranquilo en el que casi no ves gente y parece que nunca pase nada. Quizás por eso el primer periodo de pandemia no me parecía que mi vida fuera demasiado diferente, lo único más perturbador fue la reacción externa y lo que llegaba desde fuera. Creo que esa gran incertidumbre y la necesidad de entender qué era lo que estaba sucediendo, representó el verdadero shock, también el hecho de que toda nuestra familia estuviera en otro país me generaba una mayor preocupación y necesidad de estar conectados con los que viven en España. Durante los primeros meses recuerdo estar más en familia, organizarme mejor, incluso disfrutar de multitud de eventos online disponibles e interesantes que antes no existían. Por supuesto se cancelaron planes de trabajo, y otros proyectos en marcha se quedaron en espera. A lo largo de ese periodo realicé uno de mis trabajos más personales titulado Minerva no es una diosa romana. Una serie de fotografías centradas en la figura de mi hija adolescente, y en las que exploro la relación entre el concepto de belleza y la fragilidad, tal y como mi alrededor se veía reflejado en ese momento.

 

¿Su poética incorpora otras diciplinas a la fotografía?

En ocasiones suelo incorporar piezas de vídeo en mi trabajo. Depende de la serie, unas veces se ve bien complementada con esta disciplina. El video me atrae desde diferentes enfoques, tanto documental como ficción, o incluso una mezcla de ambos. Quizás por mi aproximación al cine y la música, a veces siento necesario que parte de mi trabajo se completa mejor con piezas audiovisuales. En cualquier caso, a pesar de que la fotografía es la forma de expresión en la que más cómoda me siento, me considero una persona abierta a incorporación de nuevas disciplinas en mi obra, me dejo bastante llevar.

 

¿De qué manera encara sus proyectos? ¿Parte de ideas, apuntes? 

Lo primero es la vivencia, lo que sucede, después vienen las ideas. Lo que sucede no tiene por qué ser algo excepcional, a veces son situaciones cotidianas, puede ser la influencia en torno a la lectura de un libro que por algún motivo requiere mi atención. También tomo apuntes, creo bocetos, busco referencias, e intento leer sobre temáticas que me interesa indagar, o reviso situaciones que la vida ha puesto en mi camino. Para crear escenas en mi fotografía, sí me gusta plantear bocetos que me sirvan como un pequeño guion. Eso no significa que no haya improvisación en el momento de la toma, generalmente mi fotografía es una suerte de ambas situaciones unidas; la planificación y la improvisación.

 

Hubo una exposición urbana creada por Hofmann en ciudades de España y la intención era dar una mirada al reencuentro luego de la tensa calma de pandemia. ¿Cómo organizó ese proyecto y qué frutos dejó según usted?

El proyecto Volver fue un encargo en el que participamos un grupo de fotógrafos donde se nos pedía que representáramos imágenes sobre la vuelta a la normalidad tras la pandemia. En mi caso programé un conjunto de encuentros con mis amigos en Sheffield. Después, traté de representar lo que yo esperaba que pasara en esos reencuentros. La idea consistía en provocar esa ansiada normalidad y recrearla desde un punto de vista idealizado de la misma.

 

Su obra Curiosidad por la vida de los vecinos, ¿cómo la creo y que intentó con ella? 

Esta fotografía pertenece a la serie Minerva no es una diosa romana realizada durante la pandemia. En concreto esta obra representa una intención de sobrepasar una muralla de emociones reprimidas, de sentirse expuestos, y también la necesidad de reconocernos a nosotros mismos como parte anexa a la vida de los otros. Existe una situación de fragilidad en el hecho de observar al vecino, a los otros. Era una manera de explorar lo que nos estaba pasando en esa época y también de manera continua en nuestras vidas, las redes sociales son un ejemplo claro de ello. El tener curiosidad sobre lo que sucede a otros nos define como seres vulnerables en una continua búsqueda del sentido de las cosas.

 

Usted imparte cursos ¿Qué resultados busca en ellos?

Pues la verdad es que me cuesta mucho impartir cursos, soy de esas personas que se toma el trabajo de docencia muy en serio, y me siento demasiado exigente conmigo misma a la hora de afrontar un taller. Generalmente el resultado es muy enriquecedor, sobre todo porque siempre entiendo los talleres como parte de mi aprendizaje personal. Es un intercambio, y también es muy bonita la relación personal que llega a establecerse después con muchas personas.

Invierto mucho tiempo en la preparación de los talleres que imparto, y siempre creo que es una tarea de mucha responsabilidad. Cuando era estudiante tuve muchas decepciones con profesores, no logré dar con un docente que ofreciera lo que yo esperaba, creo que no tuve suerte y quizás por eso soy tan exigente. Mucho de lo que aprendí sobre fotografía se lo debo a las prácticas como asistente y a mi determinación, por supuesto.

 

Dicen de su obra que: trata de producir reflexiones visuales acerca de la interacción entre temas de interés cultural, como la estética de la identidad (las apariencias), las emociones (y su relación con los valores) y los comportamientos sociales (patrones de interacción). ¿Está de acuerdo? 

Sí, pienso que las apariencias y los comportamientos que adoptamos determinan nuestra cultura, y desde ahí entonces aparecen los estereotipos que nos definen. En mi trabajo trato de representar esos estereotipos bajo diferentes formas. Creo que esos clichés sociales conforman algo más que mera estética, establecen maneras de pensar y sentir muy concretas. El modo en el que nos comportamos también está relacionado con nuestras emociones, y a su vez éstas vienen definidas muchas veces por los valores sociales y creencias que tenemos. Parece muy complejo, pero igual no lo es tanto. Por ejemplo; podemos pensar que durante todo el siglo 20 la mayoría de las mujeres se sentían realizadas cuando se casaban con hombres, así que si construimos mentalmente la imagen de una mujer del siglo XX podríamos dibujar perfectamente en nuestra imaginación a una mujer felizmente casada (por ejemplo). Ahora en el siglo XXI las mujeres se consideran realizadas cuando logran independizarse económicamente y el conseguir marido ha quedado en un segundo plano. Ha habido un cambio de valores que está en relación con las emociones, los comportamientos, la identidad social, etc., de modo que los estereotipos también están cambiando. Todo está conectado. En mi trabajo trato de representar estas ideas con cierta ironía y humor, mi objetivo es que el espectador se reconozca amablemente en las imágenes y las situaciones y conecte con el mensaje.

 

¿Fue y es una fuerte presencia Corín Tellado en su vida y su obra?

Creo que Corín Tellado ha estado en mi vida y en la de todas las mujeres. Aunque no haya aparecido de forma explícita, todas reconocemos el mensaje de su obra basado en la relación amorosa como puente a la realización personal, y el amor romántico como motor de vida para las mujeres. En parte pienso que esto es real, y que las mujeres somos mucho más emocionales y sensibles que los hombres, sin embargo. como decía antes, la experiencia amorosa ya no es lo único que hace que nos sintamos satisfechas, ahora existen otras metas.

Corín Tellado es una figura importante en la literatura española, pero que sin embargo ha sido muy juzgada por el hecho de ser mujer y hacer literatura principalmente enfocada a mujeres. Creo que esto es algo que nos debe concienciar, y que debemos evitar tanto en su caso como en el de otras.

La casualidad hizo que volviera a reencontrar las historias de esta autora después de muchos años y así pudiera analizarlas más de cerca y liberarme de muchos prejuicios adquiridos en el pasado.

 

Háblenos de la relación que existe entre su fotografía y las emociones. 

En mis fotografías me interesa representar diferentes comportamientos y situaciones adaptadas a identidades del ser humano, pero desde una perspectiva más bien sociológica o antropológica, así que trato de interpretar las emociones desde esa perspectiva. Indago en emociones como el amor, el deseo, la frustración, la fragilidad, etc., presentándolas como elementos que nos definen colectivamente como seres humanos. La fotografía para mí es una manera de comunicarme con los demás, una forma de conectar con otros a través de la imagen, así que en sí misma también es un producto de lo emocional.

 

Usted es socia fundadora del colectivo NOPHOTO desde el año 2005. ¿Cuál es el

objetivo del colectivo? 

Estuve en Nophoto desde el año 2005 hasta 2015, poco después de irme a vivir a Inglaterra. El objetivo principal del colectivo siempre fue unir fuerzas y darle una entidad a la fotografía en aquel momento, construida desde el trabajo y el esfuerzo colectivo. Durante esos diez años hicimos posible muchos proyectos interesantes y en muchos lugares del mundo. Fue una experiencia muy valiosa en la que aprendí mucho y a la vez muy difícil. Éramos 13 fotógrafos con estilos y objetivos personales muy diferentes y a veces costaba un poco ponerse de acuerdo, pero sin duda mereció la pena.

 

La fotografía ¿Va teniendo una presencia más visible dentro de las artes

visuales? 

Claramente para mí la fotografía es una disciplina más dentro de las artes visuales. No tengo duda de su presencia como disciplina artística, aunque sí es cierto que en las galerías de arte generalmente no hay muchos fotógrafos exponiendo y vendiendo obra. Es posible que dentro del mercado del arte sea más difícil vender una fotografía que una pintura, pero al mismo tiempo es la única disciplina artística que también cuenta con un mercado especializado y festivales, abarcando ferias como Photo London, Paris Photo, AIPAD y festivales interesantísimos como PhotoEspaña, Arlés, etc.

 

¿Fue complicado, desde su lugar de mujer, hacerse un lugar en el mundo de la fotografía, del arte? 

Ha sido y es complicado, y es ahora con el feminismo cuando he sido realmente consciente de ello. Antes pensaba que, si exponían, vendían o conseguían más méritos ellos que yo, era porque probablemente eran mucho mejores o trabajaban mucho más. Era algo que tenía que aceptar sin más y me recriminaba no estar a la altura de mis compañeros. Ahora me doy cuenta de que no se trata de una condición artística sino social, y que claramente ellos han tenido la vida más fácil que yo en el mundo de la fotografía, del arte y en general. Incluso ahora con los nuevos movimientos feministas siguen estando más valorados los hombres fotógrafos que las mujeres, no lo digo yo, lo siguen diciendo las estadísticas. Todavía premian más una fotografía de arquitectura, un paisaje grandilocuente o un reportaje en las calles, que una escena doméstica o cualquier fotografía de estilo más intimista. Y no se trata de que un estilo sea mejor que otro, ya que todo trata de presentar el mundo que nos rodea.

 

Usted ha dicho: Yo valoro mucho la memoria, lo que resulta algo raro en la actualidad. ¿Cuál es ese valor y por qué se ha convertido en una rareza? 

Me refiero a que tendemos a olvidar, a vivir mucho el presente y no preocuparnos demasiado en pensar el pasado. Vivimos en una sociedad de consumo en la que queremos conseguir todo de manera inmediata y además renovarlo continuamente, es muy loco. El pasado es una de esas cosas que interesan muy poco y el futuro parece que casi es mejor ni pensarlo. En general existe una falta de memoria y consciencia social importante. A mí me parece fundamental adoptar un compromiso real con nuestro pasado, no olvidar las cosas que se lograron con esfuerzo, analizar de igual modo los errores y aprender de ellos, pero lo considero una tarea muy difícil, porque el patrón general de las sociedades tecnológicas contemporáneas es mantenerte ocupado las 24 horas del día y hacerte pensar lo menos posible.

 

¿Cómo ha incorporado el cine a su obra?

Llevo años incorporando piezas de video en mi obra. Primero con mi trabajo Chance of Love y luego en 2008 con mi serie Boys&Cars, donde realicé un conjunto de piezas pseudo-documentales, en las que recreaba unos personajes concretos y les realizaba entrevistas. Esa fue la primera vez que trabajaba con un equipo de rodaje profesional. Después surgieron otras experiencias hasta llegar a realizar una pieza más reciente en formato cinematográfico; The Cinematic Couple, basada en escenas románticas rescatadas del cine clásico.

Mis imágenes tienen mucho que ver con el cine por el estilo escenificado que las caracteriza. Me siento cómoda recreando escenas inspiradas en el mundo que me rodea en lugar de buscarlo en la calle, creo que como fotógrafa de calle no tendría mucho que aportar a lo que ya está hecho, sin embargo, la recreación tiene menos límites, me permite ser capaz de transmitir mejor lo que observo y encuentro en mi camino. El cine es recreación y de ahí la conexión con mi obra.

 

 

¿Las Ferias de Arte, ayudan a un diálogo más próximo entre una obra y el público? 

La finalidad de las ferias de arte es vender arte, no pienso que el objetivo sea el diálogo entre la obra y el público. Los museos o centros de arte sí cumplen con esa función. Las ferias son el lugar al que debes ir si eres galerista, artista o te interesa por algún motivo conocer el tipo de obra que forma parte del mercado del arte.

 

¿Las subastas son necesarias o confunden en cuanto a las legitimizaciones, precios?

La verdad es que nunca he formado parte de una subasta que no haya sido benéfica, por lo cual no tengo una opinión muy clara al respecto. Soy consciente de que existen polémicas sobre el asunto que comentas, pero no sabría decirte ya que no me siento familiarizada con ese tipo de eventos. No sé si las subastas son necesarias, pero sí creo que el mercado del arte es necesario para la supervivencia de los artistas y del propio arte en el sistema capitalista en el que vivimos. Me gustaría que ese mercado fuera más transparente y equitativo, menos masculinizado y sí, quizás un poco más emocional, no basado en la especulación sino en la verdadera adquisición de arte como un valor cultural.

 

¿Hace uso de las redes sociales como Instagram, Facebook, Vimeo y otras? 

Básicamente Instagram, y ya me parece demasiado. Posteo eventualmente y lo cierto es que detesto el tiempo que me ocupa, pero inevitablemente asumo que es una manera de hacer más visible tu trabajo a otras personas y de mantenerse un poco al día.

 

¿En qué proyecto se encuentra?

Actualmente tengo varios proyectos en marcha, pero uno de los más importantes es la creación de una plataforma de mujeres fotógrafas llamada Cómo ser Fotógrafa. Fundé este proyecto hace tan solo un año y no me da más que alegrías. La plataforma se compone de una galería con venta de obra online y además realizamos encuentros, exposiciones, talleres y otros eventos en torno a la fotografía contemporánea. Somos 24 autoras iberoamericanas por el momento, y pronto se unirán 6 nuevas y fantásticas artistas al proyecto.

Para el/la que tenga curiosidad, pueden encontrarnos en www.comoserfotografa.com