No leo mucho, no tengo tiempo. ¡Demasiados años de tantas necedades y de prisión perdidos! Pero me ruegan, me suplican, me molestan. Parece que es absolutamente necesario que lea sin falta una especie de artículo, Retrato de un antisemita, de Jean-Baptiste Sartre (Temps modernes, diciembre 1945). Hojeo esa larga tarea, le echo un vistazo, no es bueno ni malo, no es más que un pastiche… una forma de “Alamanerade”… ese pequeño J.-B. S. ha leído L’Etourdi, L’Amateur de Tulipes, etc. Se ha quedado atrapado ahí evidentemente, no sale ya… Siempre en el Liceo, ese J.-B. S. siempre en los pastiches, en el “Alamanerade”… A la manera de Céline también… y de muchos otros… “Putas”, etc. “Cabezas de repuesto” … “Maïa”… Nada grave, por supuesto. Yo arrastro en el culo un cierto número de estos pequeños “Alamanerade” ¿Y qué? Agobiantes, rencorosos, caguetas, bien pagados, medio-sanguijuelas, medio-solitarias, no me hacen ningún honor, no hablo nunca de ello, es todo. Progenie de la sombra. ¡Dignidad! ¡Oh! No veo ningún mal en el pequeño J.-B.S. ¡El lugar en el que está es bastante cruel! Puesto que se trata de una tarea, yo le hubiera dado voluntariamente siete sobre veinte y no diría más… Pero en la página 462, ¡el pequeño excremento me sorprende! ¡Ah! ¡La horrible rabadilla! ¿Qué osa escribir? “Si Céline ha podido sostener las tesis socialistas de los nazis es que fue pagado.” Textual. ¡Oiga! Eso es lo que escribía ese pequeño escarabajo mientras yo estaba en prisión en grave peligro de que me colgaran. ¡Maldita pequeña puñetera llena de mierda, pasas entre mis nalgas para salir afuera! Pedo del ano de Caín. ¿Qué buscas? ¡Que me asesinen! ¡Es la evidencia! ¡Aquí! ¡Que te despachurro! ¡Sí! Lo veo en foto, sus grandes ojos… esta anguila… esta ventosa babosa… ¡es un cestodo! ¡Qué no inventará el monstruo para que me asesinen! ¡Apenas salido de mi caca, he aquí que me denuncia! Lo peor es que en la página 451 tiene la malevolencia de prevenirnos: “Un hombre que encuentra natural denunciar a los hombres no puede tener nuestro concepto de honor, incluso a aquellos de los que se hace el benefactor, no los ve con nuestros ojos, su generosidad, su delicadeza, no son parecidas a nuestra delicadeza, a nuestra generosidad, no puede uno localizar la pasión.” En mi culo donde él se encuentra, no le puede uno pedir a J.-B. S. que lo vea claro, ni que se exprese distintamente, J.-B. S. sin embargo parece haber previsto el caso de la soledad y la oscuridad en mi ano… J.-B. S. habla evidentemente de él mismo cuando escribe en la página 451: Ese hombre teme cualquier clase de soledad, tanto la del genio como la del asesino. Comprendemos lo que quiere decir… con el testimonio de los hebdomadarios J.-B. S. no se ve más que en la piel del genio. Por mi parte y con el testimonio de sus propios textos me veo forzado a no ver a J.-B. S. más que en la piel de un asesino, y todavía más, de un chivato malhecho, maldito, odioso, proveedor de excrementos, burro con anteojos. ¡Me encolerizo! No es de mi edad, ni de mi estado. Iba a concluir ahí… asqueado, es todo… reflexioné… ¿Asesino y genial? Eso se ha visto… después de todo… ¿Es tal vez el caso de Sartre? Asesino es, quisiera serlo, se entiende, pero ¿genial? La pequeña cagarruta en mi culo ¿genial? ¿hum? Hay que verlo… ciertamente, eso puede eclosionar… declararse… pero J.-B. S. ¿Sus ojos de embrión? ¿Sus mezquinas espaldas? ¿Ese grueso pequeño bidón? Tenia seguramente, tenia de hombre, situado donde ya saben… ¡y filósofo!… es muchas cosas… ha liberado, parece, París en bicicleta. Ha jugado… al teatro, en la ciudad, con los horrores de la época, la guerra, los suplicios, los hierros, el fuego. Pero los tiempos evolucionan, y he aquí que crece, se hincha enormemente, ¡j.-B. S.! No se domina… No se reconoce… del embrión que es tiende a pasar a creatura… el ciclo… tiene muchas triquiñuelas… trampas… persigue las pruebas, las pruebas verdaderas… la prisión, la expiación, el garrote, y el más grueso de todos los garrotes: el poste… el Destino asedia a J.B.-S… ¡las Parcas! ¡Terminadas las fruslerías quiere pasar a ser del todo monstruo! ¡Insulta a de Gaulle de pronto!
¡Qué recurso! ¡Quiere cometer lo irreparable! ¡Y ahí lo tiene! Los brujos van a volverlo loco, él los ha hecho rabiar, ya no lo soltarán… ¡Tenia de los mojones, falso, renacuajo, te vas a atragantar de Mandrágora! ¡Te volverás súcubo! La enfermedad de ser maldito evoluciona con Sartre… Vieja enfermedad, vieja como el mundo, en la que toda literatura está podrida… ¡Espera J.-B.S. antes de cometer las pifias supremas! ¡Reflexiona! Piensa que el horror no es nada sin el Sueño y sin la Música… Te veo bien como tenia, ciertamente, pero no cobra, para nada cobra… ¡nulo en la flauta! Macbeth no es más que gran guiñol, y de los malos días, sin música, sin sueño… ¡eres malvado, sucio, ingrato, odioso, asno, y no es todo J.-B.S.! No basta… ¡hay que danzar!… Me gustaría equivocarme por supuesto… no deseo otra cosa… te iré a aplaudir cuando te hayas convertido por fin en verdadero monstruo, que hayas pagado, a los brujos, lo necesario, su precio, para que ellos te trasmuten, eclosionen, en verdadero fenómeno. En tenia que toca la flauta. ¡Me has rogado tanto y hecho rogar por Dullin, por Danoël, suplicado “bajo la bota” que me rebaje a aplaudirte! No te veo ni danzando, ni tocando la flauta, vicio terrible a mi parecer, lo reconozco… ¡Pero olvidemos todo esto! ¡No pensemos más que en el porvenir! ¡Intenta que tus demonios te inculquen la flauta! ¡Flauta en primer lugar! ¡Regresa a Shakespeare, preparatoriano! ¾ de flauta, ¼ de sangre… ¼ te aseguro… ¡pero tuya en primer lugar! Antes de todas las demás sangres. La alquimia y sus leyes… “la sangre de los otros” no gusta a las Musas… Pensemos… tu has llevado de todas formas tu pequeño éxito a “Sarah”, bajo la Botte, con tus Las moscas… ¿Qué no despachaste ya tres pequeños actos, con prisa, de ocasión, a la carrera, Los soplones? Comedia retrospectiva… te veríamos en persona allá, con tus pequeños amigachos, a punto de enviar a tus detestados colegas, llamados “colaboradores” al presidio, al paredón, al exilio… ¿Será tan chusca? Tu mismo, por supuesto, de tu texto a tu primer papel… en tenia guasona y filósofo… es fácil imaginar cien golpes teatrales, peripecias y repercusiones de más farsas en el curso de un espectáculo de ese género… y luego en el cuadro final ¡una “Masacre General” que sacudirá a toda Europa con un ataque de risa! (¡ya es hora!) ¡El más alegre de la década! ¡Que se mearán, se cagarán todavía la 500gésima vez!… ¡y mucho más allá, (¡el más allá! ¡Hola! ¡Hola!) El asesinato de los “firmantes” ¡los unos por los otros!… tú mismo por Cassou… éste por Eluard! ¡El otro por su mujer y Mauriac! … ¡Y así sucesivamente hasta el último!… ¡Te das cuenta! ¡La hecatombe como apoteosis! ¡Sin olvidar la carne, por supuesto!… Gran desfile de muchachas preciosas, desnudas, contoneantes… la orquesta del Gran Tabarin… Jazz de los “Constructores del Muro”… “Atlantist Boys” concurrencia asegurada… y la gran orgía de fantasmas en sobreimpresión luminosa… ¡200,000 asesinados, presidiarios, malas personas, indignos… y rapados! ¡A la farándula! ¡del patio de butacas del cielo! ¡Coro de los “Colgados de Nuremberg”… y en ese tono concibes más que existencia, instantánea, carnicera… Ambiente para hipos de agonía, ruido de cólicos, sollozos, metralla… “¡Socorro!”… Fondo sonoro: “tramoyas de hurras!” … ¿Lo ves? Y después la atracción principal, en el entreacto: ¡subasta de grilletes! Y estanquillo de sangre. El Bar futurista absoluto. Sólo que con sangre verdadera en la caña, el caldo, certificado por los hospitales… ¡de la mañana misma! ¡sangre de la aorta, sangre de fetos, sangre de himen, sangre de los fusilados!… ¡Para todos los gustos! ¡Ah! ¡Qué posteridad para J.-B.S.! ¡Qué no harás de maravilloso cuando seas eclosionado Monstruo Verdadero! ¡Ya te veo fuera de los excrementos, tocando casi la flauta, la verdadera pequeña flauta! ¡a las mil maravillas!… ¡ya casi un verdadero pequeño artista! Maldito J.-B.S.
(A L’agité du bocal, 1948. Traducción de A. Pinto)