¿Qué es para usted la ilustración?
A nivel personal es sin duda el mejor oficio al que me podría dedicar. He dibujado desde que era crío y es una suerte que se haya convertido en mi medio de vida. A nivel profesional, la manera de comunicar ideas a través de imágenes.
¿Con que tipo de ilustración se vincula más rápido?
Con las que cuentan algo. Creo que me llama más una idea y la manera de expresarla, que la calidad técnica o la destreza.
¿Qué ilustrados españoles lo han influido en sus comienzos?
Cuando era chaval, los primeros tebeos de Javier Olivares o Santiago Sequeiros me golpearon muy fuerte a nivel gráfico y son bastante culpables de que me aficionara a esto. Pablo Amargo, Sergio Mora, Raúl Arias, Arnal Ballester, Mariscal, El Roto… En España, siempre hubo mucho músculo en este campo y han ido abriendo el camino para al gran público.
Usted ha realizado lo que se conoce con el nombre de Street art. ¿Qué futuro le ve al género?
Es algo que existirá siempre, ya que el papel o el lienzo más grande que puedes encontrar es un muro. Pero lo curioso es cómo ha cambiado el escenario. Por un lado, está más perseguido y restringido a nivel legal en las grandes ciudades, pero por otro, socialmente está mucho más valorado. Se está mercantilizando algo que, en su origen, era justo lo contrario y eso hace que su futuro quizás se esté vinculando a algo menos transgresor de lo que debiera ser.
Ustedes, los ilustradores, trabajan, en general, con encargos. ¿Genera limitaciones crear desde el encargo?
Depende del cliente. Como te dije antes, considero mi trabajo un oficio y esas “limitaciones” son parte del proceso: Alguien te contrata y debes convencerle con tus propuestas y tus ideas. Hay clientes que te dan libertad absoluta, se dejan sorprender y valoran sin peros tu enfoque. Otros, en cierta manera, te orientan o te condicionan. Creo que lo más bonito de cada proyecto, es esa fase inicial en que estás un poco perdido buscando dar en la tecla correcta.
Se dice de usted que ha dado un aire de frescura a la ilustración. ¿Cuál sería ese aporte desde su punto de vista?
¿Eso dicen?… ¡Qué maravilla! Realmente no sé qué decirte. Trato de divertirme y probar cosas nuevas en cada encargo.
En su trayectoria ha experimentado una amplia variedad de técnicas. ¿Cómo se genera en usted la técnica que elegirá para un trabajo?
Supongo que en parte tiene que ver con la respuesta anterior. No me gusta caer en la rutina o repetir demasiado una fórmula. Creo que, como ilustrador, es importante tener recursos y poder ofrecer diferentes registros dentro de tu discurso. Una vez que tengo una idea o una imagen que me convence, busco la técnica que mejor me puede funcionar para contarla.
¿Esta de acuerdo que se lo vea como un artista urbano –algo que se acentuó cuando sus trabajos invadieron la ciudad de Barcelona–?
No me considero artista urbano. Es algo que me divierte y he hecho de manera puntual, pero me falta, nunca mejor dicho, “mucha calle” para eso.
Usted fundó la editorial: La Decadente. ¿Cuál es el objetivo de la editorial?
Es una apuesta personal junto a mi chica que lamentablemente tenemos parada. Cuando comencé a trabajar y a vivir realmente de la ilustración íbamos a muchas ferias de pequeñas editoriales y artistas. Allí conocimos a cantidad de gente con talento y decidimos publicar un libro ilustrado al año de autores e ilustradores que nos gustasen. El esfuerzo y las horas que hay detrás de un proyecto editorial son enormes y tan solo pudimos publicar dos títulos al no poder compaginarlo (por ahora), con nuestros respectivos trabajos.
Usted ha dicho: Pertenezco a la generación con más estímulos por metro cuadrado de la Historia. ¿Nos podría explicar a qué se refiere?
Al hecho de que vivimos en un momento de sobreexposición constante en todo: Cine, series, publicidad, música, arte, información… La publicidad es cada vez más invasiva en nuestro día a día y estamos 24/7 conectados a un aparatito que no para de notificarte cosas desde cualquier parte del mundo. Eso tiene su lado bueno, ya que puedes acceder a cualquier contenido en segundos. Pero tiene la pega del consumo demasiado rápido, sin filtros y de recibir una información casi de guerrilla, bombardeo puro para conseguir audiencia.
¿Qué es lo que más le interesa cuando aborda un encargo?
Me gustan los encargos que se resisten. Quiero decir, en los que tardas en encontrar lo que quieres contar y la manera de hacerlo. Lo pasas un poco mal pero sabes que acabarás dando con ello.
¿En sus trabajos, qué tanto van unidas la idea que la genera con su marca personal?
Cuando trabajo por encargo, para mí lo bonito y lo complicado es que tu marca y tu forma de ver las cosas estén ahí, pero que lo primero que veas como espectador, sea el mensaje. Por hacer un símil, me gustan los actores que saben cambiar de tal manera el registro, que a los diez segundos de aparecer en una película son capaces de que no los veas a ellos y te fijes sólo en el personaje. Me pasa un poco lo mismo. Al principio me preocupaba mucho eso. La importancia de tener una marca personal y un estilo muy cerrado. A estas alturas, sé que por mi carácter es imposible… me aburriría.
Se reconoce como un obsesionado por el aspecto gráfico. ¿Podría explicar en qué reside esa obsesión?
Llevo toda la vida trabajando en esto. Antes de vivir del dibujo, estudié artes gráficas, dibujo e ilustración, fotografía, diseño, fui editor gráfico de fotografía, maquetador y director de arte en revistas. Es lo que más me gusta y me vuelve loco como se aplica a todo lo que nos rodea, desde el rotulo del restaurante de la esquina hasta la portada de un disco.
Usted señala que se trata de contar mucho sin que se note. ¿Cómo lo logra en sus trabajos?
Echando muchas horas y probando y desechando. Cada vez hago menos bocetos o son más sencillos. Hace tiempo que dejé el papel y pasé al dibujo digital porque prefiero ir trabajando sobre una idea y ver qué realmente funciona o qué le sobra. Muchos de mis trabajos son de aspecto muy simple. Pero detrás hay mucho camino sobre todo descartando cosas.
¿Hay algo que le cueste dibujar?
Todo cuesta la primera vez que lo haces. Es cuestión de entrenamiento.
¿Cree que la ilustración sufre lo que la fotografía durante muchos años, el no merecido reconocimiento de un arte mayor?
Ahora mismo creo que estamos en un buen momento porque los límites están cada vez menos definidos. Puedes ver ilustradores con cierto recorrido que exponen en galerías y museos o hacen trabajos fuera de la disciplina del dibujo en papel. En lo personal, llevo un par de años colaborando de manera habitual con grandes instituciones como La FAO, La Unesco o Greenpeace, que apuestan por la ilustración para su comunicación y me parece tremendamente significativo. En términos generales, creo que la figura del ilustrador está mejor valorada y es mucho más reconocible que hace unos años.
¿Utiliza mucho las redes, como Instagram, Facebook?
Sí. Hoy en día son la mejor manera de mostrar nuestro trabajo y de seguir el de la gente que te gusta. Son el mejor portfolio y la forma de estar al día en cuanto a tendencias.
¿Recuerda algún trabajo que se haya arrepentido de haber hecho?
¡Por suerte no!
Qué genera el desarrollo de un trabajo: ¿el texto o la imagen?
Lo primero es tener un briefing detallado o el artículo si es un encargo para prensa, por lo que partimos del texto. Después, paso horas buscando imágenes y documentándome para contarlo. La imagen debe funcionar por sí sola y para mí, es la parte más importante. Pero siempre pienso que el texto y la ilustración son un todo y deben complementarse.
¿En qué proyecto se encuentra actualmente?
Pues mi principal problema es que siempre estoy con varios frentes abiertos. Volvemos a lo de los diferentes estilos… creo que también es una forma de supervivencia poder cambiar el chip para no volverme loco. Estoy terminando un proyecto muy bonito para la FAO sobre el cambio climático y el hambre cero. Desarrollando la parte gráfica de un par de eventos para la Unesco de aquí a final de año. Y con los pequeños encargos editoriales que hago de manera habitual para diferentes revistas. A nivel personal, y que me hace muchísima ilusión, a punto de enviar a imprenta mi primer tebeo largo con la editorial Bandaaparte. ¡Estará en librerías el próximo mes de octubre!