“Mi corazón, leal, se amerita en la sombra”. Con este verso da inicio el décimo quinto poema de Zozobra, de Ramón López Velarde, titulado “Mi corazón se amerita…” Con el mismo verso comienzan, a decir verdad, las cuatro estrofas del poema. Como se ve, la palabra “leal” aparece rodeada de comas: “Mi corazón, leal, se amerita en la sombra”.
López Velarde publicó el poema en el número 2 de Pegaso, la revista que dirigía con Efrén Rebolledo y Enrique González Martínez, el 15 de marzo de 1917. Fue la primera publicación de “Mi corazón se amerita…”, texto del cual no se conserva (que yo sepa) ningún manuscrito. Dos años después apareció Zozobra. Tanto en Pegaso como en Zozobra, esto es: en las únicas dos ediciones del poema publicadas en vida de López Velarde, figuran ambas comas, una después de “corazón” y otra después de “leal”.
En la primera edición que preparó José Luis Martínez de las Obras de López Velarde (Fondo de Cultura Económica, col. Biblioteca Americana, 1971, pp. 144-145) están las dos comas. Extrañamente, una de las comas desaparece después, en la segunda edición, también preparada por José Luis Martínez (misma editorial, misma colección, 1990, pp. 196-197), donde se lee: “Mi corazón leal, se amerita en la sombra”, lo cual es incorrecto por donde se vea: desvirtúa la puntuación de las dos publicaciones más antiguas del poema y, por si ello fuera poco, introduce un error gramatical donde no lo había, ya que los adjetivos mediatos o apuestos (“leal”, en este caso) deben separarse con comas del sustantivo al que califican (“corazón”) y del complemento de la oración (“se amerita”).
Es un error inconstante, por decirlo así: de las cuatro veces que figura el verso en el poema, sólo en las primeras dos falta esa coma. Las primeras dos veces el texto dice: “Mi corazón leal, se amerita en la sombra”, mientras que las últimas dos la coma reaparece: “Mi corazón, leal, se amerita en la sombra”.
El error se perpetúa. En la Obra poética de López Velarde, también editada por Martínez (ALLCA XX / Fondo de Cultura Económica, col. Archivos, 1998, p. 139), la coma desaparece de nuevo, así en la primera estrofa como en la segunda, ya que no en la tercera ni en la cuarta.
Seguramente de ahí salta el error a la edición de la Obra poética (verso y prosa) de López Velarde preparada por Alfonso García Morales (UNAM, 2016, col. Poemas y Ensayos, pp. 266-267), donde se omite la coma en el primer verso del poema y en el primer verso de la segunda estrofa. En cambio, la puntuación es correcta en la edición crítica de Zozobra elaborada por Carlomagno Sol Tlachi (Universidad Veracruzana, col. Clásicos Mexicanos, 2004, pp. 163-164).
Mención aparte merece la edición preparada por Antonio Castro Leal para la editorial Porrúa (col. Escritores Mexicanos) con el título de Poesías completas y El minutero. Originalmente publicada en 1953, dicha edición ha seguido reimprimiéndose sin enmiendas a lo largo del tiempo, al grado de que al menos una de sus erratas (la sustitución de “carreta” por “carretera” en el verso final de “La suave Patria”) ya es parte del anecdotario tipográfico lopezvelardeano. En el caso de “Mi corazón se amerita…”, la edición de Castro Leal (pp. 155-156) omite la coma después de “corazón” en tres de los cuatro versos involucrados pero la conserva en la última estrofa. Con esto se descarta, en mi opinión, que Martínez o García Morales hubieran importado el error desde la edición de Castro Leal, dado que la falta no es idéntica.
Dicho lo anterior, es por lo menos curioso notar que Castro Leal publicó, el mismo año de 1953, una importante antología titulada La poesía mexicana moderna (Fondo de Cultura Económica, col. Letras Mexicanas). En esa obra, entre los poemas que se recogen de López Velarde, aparece “Mi corazón se amerita…”, y las comas están correctamente situadas antes y después de “leal” en las cuatro estrofas, de donde se sigue que Castro Leal no se ciñó a un mismo criterio al editar el poema en dos diferentes libros aquel año.
Puede parecer trivial que haya una coma más o una coma menos en las ediciones actuales de un poema escrito hace más de cien años. Huelga decir que, para mí, el asunto dista mucho de ser intrascendente, ya que también la puntuación de otros poemas de López Velarde fue alterada sin mediar ninguna explicación en ediciones que se creerían fiables. Así, por ejemplo, en el manuscrito de “La suave Patria” y en la publicación original del poema en el número 3 de la revista El Maestro, de junio de 1921, no hay ninguna coma donde según Martínez y García Morales dice: “creeré en ti, mientras una mejicana / en su tápalo lleve los dobleces”. Es inevitable concluir, ante la proliferación de casos parecidos, que algunos editores de López Velarde han alterado arbitrariamente la puntuación de muchos textos o han repetido, sin remitirse a los manuscritos o a las ediciones príncipes, las alteraciones que introdujeron otros.