La obra de José Lezama Lima merece una crítica que cuente con el respaldo teórico alejado de hagiografías innecesarias y entendimientos superficiales. Eso es precisamente lo que aparece compilado en las páginas de Lezama Lima o el azar concurrente, una summa crítica a la mano del discípulo del asmático habanero, José Prats Sariol. Los ensayos sobre la obra de Lezama Lima son el cúmulo de publicaciones críticas a lo largo de 30 años del crítico y narrador al que Lezama apuntaría que estaba “armado de un sentido crítico que colma en la balanza la trenza de la lechuza y el arcoíris del zunzún”. Prats Sariol, uno de los pocos alumnos del Curso Délfico impartido por el poeta de la calle Trocadero lugar donde heredó la mayéutica problémica lezamiana y que años más tarde llevaría a muchas y dichosas aulas universitarias.
Los ensayos que aparecen en la nueva edición de Lezama Lima o el azar concurrente abren con las páginas donde se detalla el Curso Délfico y la faceta pedagógica poco estudiada de Lezama Lima. En este primer ensayo se ilustra, en tono anecdótico, cómo se impartía el Curso a unos cuantos jóvenes en una sala de una casa a orillas de La Habana Vieja. Se percibe el aprecio que el autor le tiene a su maestro al comparar ese curso con la mayéutica socrática de Platón que aparece en sus Diálogos. El crítico nos recuerda que al Curso se le atañe el adjetivo de Délfico recordando a Delphos que se hizo “célebre por el templo consagrado a Apolo”, mismo donde el dios, a través de sus oráculos y por boca de la Pitia manifestaba una vez al año “predicciones exactas y simbólicas”. Así, Prats Sariol hace un paralelo entre las pitonisas que de esa forma proyectaban el futuro a lo que Lezama elaboraba en su Curso Délfico. En este primer ensayo destaca la descripción de las fases del Curso. Aparece la Overtura Palatal que se relaciona con “el paladar”. Fase donde “el alumno se abre hacia los sentidos”. Esto último, además de describir a Lezama, Prats Sariol localiza dicha fase en la novela canónica Paradiso donde Editabunda es la gestora de esta Overtura Palatal. Como segunda fase del Curso aparece el Horno Transmutativo donde a través de un tiempo aporético se internaliza el conocimiento en torno a la calidad que Lezama describe en su poética “la etapa … del akoustikoi” o el tiempo que los discípulos permanecen como oyentes y donde ese silencio es gestador de cierto sentido. Dicho silencio lo describe Prats Sariol como “creador, perfectible” vía hacia el aprendizaje. Además, se visitan nuevamente las páginas de Paradiso encontrando la clave a la tercera fase del Curso, la Galería Aporética, “o burlas del tiempo y el espacio, [que] nos enseñan si en realidad merecemos la muerte como una suspensión para la resurrección”.
El azar concurrente no solamente incluye la faceta pedagógica de Lezama, sino que provee un mapa de estudio de su obra. Por consiguiente, Prats Sariol aporta tres ensayos dedicados a las revistas literarias-culturales que coloca a Lezama como promotor cultural. En los ensayos “Las revistas proféticas”, “Orígenes” y “Catorce Ciclones” recuentan en detalle la vida literaria de revistas cubanas con la aparición de Verbum, Espuela de Plata, Clavideño, Poeta, Nadie Parecía, Orígenes y Ciclón. El autor parece encontrar algo en común entre las revistas pues “ellas enseñan una posibilidad no contaminada del virus político, donde la valoración esencial no sufre las manías de ‘izquierdas’ y ‘derechas’”. Se agrega que dichas revistas lograron alejarse tanto de la “censura y autocensura, exilios y frustraciones, desgarramientos y egoísmos”. Prats Sariol, en este ensayo, apunta la evidencia de la calidad de los textos publicados. Sobre méritos propios, sin ser teñidos por influencias de algún partido político o institución gubernamental. En cuanto a los cuarenta números de la revista Orígenes resalta la valoración del trabajo editorial a cargo de José Lezama Lima y José Rodríguez Feo que gozaron del aporte de un “poderoso grupo de colaboradores”. En tono anecdótico, Prats Sariol comparte la historia sobre la revista Orígenes al compartir el problema que surge hacia el comienzo de 1953 y llegando a su fin hacia 1954. El motivo, describe el autor, fue la aparición de la “crítica paralela” en el número 34 de la revista con un artículo de Juan Ramón Jiménez que arremete contra Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Jorge Guillén y Pedro Salinas. Por último, aparece un estudio a la revista Ciclón como “[h]ija resentida de la resonante Orígenes” que bajo la dirección de José Rodríguez Feo y asesoramiento de Virgilio Piñera se publica en La Habana entre 1955 y 1959. Para un estudioso de las revistas del Caribe estos tres ensayos son imprescindibles como punto de principal de referencia.
Para degustar de la obra de Lezama, existe un cierto aprecio, abusando de la terminología lezamiana, una Overtura Palatal, que dentro de estos textos la ofrece “La Galaxia Lezama” al anotar ejes principales que permiten ir en busca de otros cánticos del autor. Uno de ellos, difícil de evadir al hablar de Lezama, la poesía. Entre los ensayos que aparecen en Lezama Lima o el azar concurrente se encuentra una “Lectura a ‘Oda a Julián del Casal’” que bosqueja el gusto de Lezama por la poesía. Prats Sariol resalta un verso que, según él, es el eje de la oda e ilustra con amplia certeza a Julián del Casal al describirlo como “mitad ciruelo y mitad piña laqueada por la frente”. Tras la lectura de la oda a la par de Prats Sariol, el autor sigue al poeta al escribir tres ensayos sobre el tema “Las décimas de Lezama”, “Dos poemas a la madre” y “Un aproche a dos poetas”. Un punto en común que contienen los cuatro textos es el bagaje crítico de Harold Bloom. Aunque entretejido con la voz a primera persona, se disimulan los hilos críticos con que se teje el texto. Prats Sariol en el texto dedicado a las ochenta y siete décimas lezamianas, provee un catálogo de ellas para luego agregar un estudio detallado de las que considera como las mejores. Las décimas que estudia el autor las clasifica como parte de una “poética posvanguardista” que transgrede la “norma octosilábica” tradicional. Además, el autor agrega un texto de bastante provecho para aquellos interesados en la literatura comparada pues equipara dos poemas con un leitmotiv compartido entre poemas del mexicano Carlos Pellicer y José Lezama Lima. Dos poemas que son dirigidos a la madre que, acompañado de la lectura del pupilo del asmático habanero, las aproximaciones son de alto valor crítico. Se cierra la sección dedicada a la poesía de Lezama con un texto donde el autor pone frente a frente a Lezama y al poeta Gastón Baquero. Tres estudios que intentan dar a la poética de Lezama un acercamiento y apreciación a la voz manierista que caracterizaba a Lezama.
La próxima sección de textos está dedicada a la narrativa, en especial a la obra inconclusa y canónica, Paradiso–Oppiano Licario. El primer ensayo de esta sección que comparte Prats Sariol titulado “Paradiso: recepciones” es donde el autor ofrece un acercamiento a la “voluptuosidad verbal” lezamiana dando justa valoración crítica a anteriores estudios sobre la novela. Prats Sariol puntea claramente la dimensión novelística de Paradiso con las anécdotas que comparte. Cabe notar que este ensayo fue originalmente publicado como parte de la edición crítica de la colección Archivos a cargo de la UNESCO en 1988. Otro ensayo sobre Paradiso que comparte Prats Sariol es su estudio que titula “Opus Ícaro” en el cual explora Paradiso–Oppiano Licario con los tejidos críticos de Harold Bloom ofreciendo una ‘dislectura’ de la novela sin dejar atrás las tres fases del Curso Délfico. Cierra con un tercer aporte a la novela con el ensayo “La erótica de iniciación sexual en Paradiso” donde se explora en gran parte el capítulo VIII donde Prats Sariol encuentra “un Eros que se dirige a la belleza” y no al polémico acto “pornográfico” del cual tanto se habló en este capítulo. En estos tres ensayos se muestra una aproximación a la novela de Lezama Lima que dejaría a la postre un trabajo digno del canon literario latinoamericano.
Cierra el autor de Lezama Lima o el azar concurrente con páginas dedicadas a las crónicas y a la obra ensayística de Lezama. Prats Sariol visita libros de ensayos comenzando con Analecta del reloj, La expresión americana, La Habana, La cantidad hechizada, y el libro póstumo, Imagen y posibilidad. El autor recolecta en su estudio titulado “Ensayos manieristas” seis atributos que él encuentra en la ensayística lezamiana: “la complejidad, el sensualismo, la ironía, el idealismo, la autoctonía y la honestidad”. Cada punto lo despliega utilizando anécdotas conocidas, vivencias, e incluso cita múltiples textos que validan la mención de los rasgos en la ensayística estudiada. Un último rasgo que explora sobre Lezama Lima es la sensibilidad artística que el asmático tuvo sobre las artes plásticas. Lo anterior lo recalca Prats Sariol en su ensayo “La materia artizada” donde se explora una zona de Lezama que pocas veces se menciona. En dicho ensayo se recuerda la compilación del libro realizada por el propio Prats Sariol y el “agudo ensayista” José Jiménez, La manera artizada: críticas de arte. El autor de Lezama Lima o el azar concurrente no solo valora esa zona poco explorada de Lezama, sino que abre las puertas a nuevos caminos literarios para futuras generaciones.
José Prats Sariol
Lezama Lima o el azar concurrente
Crítica
Editorial Casa Vacía
2017
422 pp.