Ciudades (in)visibles: el moderno relato de viajes

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Mauricio Tovar Valenzuela, “Street Art: Funky Cook


                                                  (Imagen:
Mauricio Tovar Valenzuela, “Street Art: Funky Cook”)

Digital Indie Publishers dio el pistoletazo de salida a su sexta edición de Contrapuntos el pasado otoño de 2018. Editado por Marcos Pico Rentería y con la participación de Indira Yadira Arianna García Varela como encargada editora de la curaduría fotográfica, esta tentadora y atrevida nueva edición de Contrapuntos se embarca en un creativo viaje de experimentación textual que prevé dejar boquiabiertos a sus ávidos compañeros de andanzas.

En Contrapuntos VI: Ciudades (in)visibles se entremezclan creativos relatos que nos llevan a tierras desconocidas y misteriosas. La fotografía, poesía, ensayo y narrativa dan vida a un “mapa de palabra e imagen, que permite la constante intermitencia en la imaginación, la creación y recreación” (5). Si Pedro Tafur concibió su acto de documentación en Andanzas y viajes allá por 1454 con un agudo sentido de la observación y frescura en estilo y ritmo que le llevó a recorrer la inmensidad continental, el cuerpo textual preparado por los editores de Contrapuntos se convierte en el relato de viajes moderno, capaz de suscitar sorpresas e incertidumbres en sus variados escenarios.  

Las ciudades toman el protagonismo en el periplo de Contrapuntos. Ese gran pequeño encanto visual que vislumbra el vasto tránsito de seres amalgamados con medios de transporte, ruidos intransigentes y moles de hormigón, sin olvidarnos de ciertos remansos melódicos y sosegados, a menudo difícil de topar. Las urbes, como la vida misma, ofrecen lo visible y esconden lo intangible, esa esencia sucinta que espera y espera hasta el preciso momento que se despide y ahí percibimos que estaba, latente pero ausente.

Ciudades (in)visibles apuesta por las series fotográficas de Rubén Reyes y Ángel Vidal, y el street art de Mauricio Tovar, que nos sumergen en este acertijo ambivalente de espacios rurales y urbanos atravesados por las miradas retratistas de sus habitantes. El lector debe concienciarse de la imposibilidad expresiva del propio cuerpo fotográfico, y su viaje a través de las series consiste en descubrir ese significado que parece presentarse consumado a simple y llana vista, pero que al mismo tiempo opone resistencia y recorre incesantemente las páginas junto a nosotros. Percatarse de su existencia y cómo debemos percibirlo es el verdadero desafío. En palabras de la curadora fotográfica de esta edición, “el espectador debe prestar atención y escuchar, para así darle vida y visibilizar el relato” (8). Unas líneas más adelante, se insiste en que “cualquiera que sea el método de composición del retrato, los diferentes componentes coexisten ofreciéndole al espectador una historia todavía por contar” (11). En efecto, la historia fotográfica que presenta Contrapuntos en su sexta edición espera a ser descifrada. La aventura ha dado comienzo y ahora es el momento de embarcarse en un viaje que pondrá fin a una historia repleta de sorpresas. 

Las series narrativas tampoco dejan satisfecho a nadie. El amplio abanico proveniente de trece autores polivalentes y desperdigados alrededor del globo recrea la tela urbanística-teórica construida por los editores. El tintineo y eco del texto fotográfico abre paso ahora al horizonte de la palabra, a una serie de escenarios inesperables. Espacios, a este tenor, como el explorado por Pablo Iglesia en su “Tendido telefónico”, un relato a lo road movie americano ambientado en un Madrid de transición democrática y en pleno auge de La Movida. A lo largo de un ajetreado romance, los protagonistas y asiduos intérpretes del género musical encuentran en la ciudad y, posteriormente en la carretera, un mundo de sensaciones por experimentar, no sin ello falto de experiencias sociales, morales y personales de un mundo que vislumbra la apertura democrática. Es, efectivamente, esa democracia la que les tendrá guardada una grata sorpresa, esta vez, en el campo. “Tendido telefónico”, pues, engloba un sistema de esperanza social apoyado por el ritmo y dinamismo de una narración urbana y movida que logra tender esa línea de (in)visibilidad y transgresión positivista, todavía hoy vigente.

En las ciudades suele haber clasificaciones. Y de todo tipo, además. Pareciera como si se tratara de una suerte de catalogación de archivo que sucumbe a etiquetas bien definidas y a parámetros consistentes. ¿Será cierto?

Luís Felipe Lomelí, con su “Parte de familia”, aporta la visión fragmentada de la urbanidad del “Deéfe”, con su propia y respingada terminología irónica y sarcástica. La estética transgresora del escritor mexicano plantea una animada conversación de agentes de viajes cuyos temas versan sobre la transformación y cotidianeidad de la capital mexicana. Ahora bien, y para concretar, se debe entender la “capital” en su sentido más individualizado, identitario y retratista. Son estas categorías las que posibilitan la recopilación documental a través de la cual los agentes de viaje vivificados por Luis Felipe Lomelí esbozan el árbol genealógico de una ciudad en periodo de transición y con signos de bifurcación que ya no es lo que era. A pesar de sus largas horas por la México-Querétaro, la México-Puebla, la México-Cuernavaca o la México-Sinaloa, al parecer la peor carretera a la que se enfrentan es a su propia respiración en el Deéfe.

Ante este panorama, ¿quién no se aventura a hacer cábalas?

Contrapuntos VI: Ciudades (in)visibles. Marcos Pico Rentería, ed. Digitus Indie Publishers, 2018, 114 pp. ISBN-13: 978-0998253923.

Lawrence, Kansas, 12 de julio 2019