¿Cómo fueron sus comienzos?
Terminé la carrera de Bellas Artes en el año 2002 e intenté, sin mucho éxito, introducirme en el mundo del arte autoeditando un catálogo físico con mis trabajos. Fui de galería en galería entregándolos y no obtuve respuesta de ninguna. En aquella época no tenía muchas herramientas de difusión como, gracias a internet, las actuales. Desde mi perspectiva actual creo que mi educación universitaria careció de una formación específica para introducirme al mundo laboral artístico.
Parte de su obra se vincula con la melancolía. ¿Qué significado tienen en su obra los objetos?
Los objetos en la actualidad tienen una vida acotada, una obsolescencia programada, por lo que objeto y melancolía están intrísicamente vinculados. En mi obra, los objetos adquieren un discurso propio, un nuevo uso con una diferente función.
Usted dice: El punto de partida de mi trabajo se enmarca en el análisis que llevo a cabo sobre temas como la ideología, la iconografía, la confrontación, la transgresión, la empatía y mis propias opiniones y contradicciones. ¿De qué manera entiende usted que los objetos entrecruzan lo sensorial con lo intelectual en su obra?
Cada objeto me transmite algo peculiar, una sensación que acaba plasmando una idea. Es en su manipulación donde surgen ideas de qué hacer con ellos, si encajan en mi trabajo o no. Es un juego de serendipia pura.
¿Cómo decide el formato que tendrá cada obra?
Casi nunca planteo de antemano en qué formato quiero trabajar, surge en el proceso de investigación.
Usted señala: Entre mis formatos predilectos se encuentran el dibujo, el collage, la escultura y la video instalación. ¿Qué encuentra ventajoso en ellos con respecto a otros formatos que usted frecuenta?
Cuando llevo a cabo una pieza en un formato específico no lo hago porque sea ventajoso en algo, sino porque creo que es el indicado.
Los colores importantes en sus obras son el blanco y el negro. ¿Por qué?
Me interesan mucho los opuestos y sus interacciones. Con el blanco y el negro refuerzo esa idea de complementariedad y oposición, de ying y yang. Al iniciarme en el dibujo, el color siempre fue algo superfuo para mí. Además soy daltónico, por lo que mi relación con los colores siempre ha sido complicada.
Usted hace mención del apropiacionismo en la era del internet. ¿De qué siente que se ha apropia su obra?
De todo lo que me afecta, de lo que me inspira o repele, de todo aquello que me hace sentir algo. Internet es una fuente inconmensurable de información. Me apropio de imágenes, de estilos, de ideas… las hago mías. Me enriquecen y las enriquezco. No lo veo como algo negativo sino como una evolución natural de la propia cultura.
¿Las tecnologías son un antes y después en el arte?
Un sí rotundo, aunque creo que es sólo un paso más ¡Quiero más, antes y después! Las inflexiones son las verdaderas revoluciones de la humanidad.
Usted dice: el “meme” debería ya haberse elevado a la categoría de arte, con su Premio Nacional incluido. ¿Siente que paga el meme el derecho de piso que en su momento pagó el Street Art?
Más que del Street Art, yo diría que ha tomado el puesto del alma Dadá, donde la sátira y la burla son herramienta de cuestionamiento. El Meme no deja títere con cabeza, no da las cosas por sentado, eso es lo que me fascina del mundo del Meme. Otra de las cualidades del Meme es su formato, fácil de compartirse y viralizarse.
¿Qué papel juega el Mercado en la tarea de aceptar o rechazar un género como arte?
Ninguno. Por continuar con el ejemplo del Meme, hay arte que no se gesta como producto de consumo, como lo fue en su día el Street Art. Es el Mercado el que acaba aceptando estas nuevas formas artísticas y busca la fórmula de cómo lucrar con ellas. En los 70s no creo que nadie pensara que se pudiera especular con los grafitis. 50 años más tarde, Bansky, un grafitero, es uno de los artistas más cotizados del mundo. En 50 años auguro que será un “memeísta” el que batirá cifras recors por sus archivos digitales. No, el mercado no legitimiza el arte. Se adapta a él y lo exprime.
En el mismo sentido: ¿Son los coleccionistas un peso de poder para legitimar un artista?
Reformulo tu pregunta: son un peso de poder para encumbrar una carrera comercial artística ¡Qué hay más legítimo que creer en el propio trabajo! Hoy en día no es facil conciliar el trabajar como artista con el tener un sueldo justo, al menos en el ámbito español, donde creo que se ningunea, y mucho, la labor del artista. Sacrificar tu confort por trabajar en lo que te apasiona legitimiza cualquier discurso. En la actualidad casi no tengo tiempo para crear arte ya que tengo un “trabajo” remunerado porque me he cansado de mal vivir ¿Me deslegitimiza eso como artista? No lo creo ¿Volveré a crear arte legítimo? Si, en cuanto rellene mi cuenta bancaria.
¿Cuál es su opinión de las ferias de arte?
Necesarias para tener una carrera comercial artística ¡Apuesten por artistas nóveles!
¿Cuál es el límite de los derechos a la propiedad intelectual o el reconocimiento de autorías?
Hoy los límites están muy desdibujados. En esta época, donde la cultura es global, donde recibimos los mismos estímulos, es facil coincidir en discursos y en la forma. Nos ha tocado vivir una época en la que se comparte prácticamente todo a través de internet y es dificil saber quién llegó primero y si es sólo válido ese primer intento. Tengo proyectos que he desestimado al ver que otros artistas estaban yá trabajando en esos lares y otros con los que he decidido continuar porque creía que tenía algo distinto que aportar sobre el tema.
Con razón usted dice: Me parece alucinante lo mezquino que puede ser el trato que se da a los artistas emergentes. ¿Y por qué se da de esa manera?
Porque no se valora nuestro trabajo sino nuestra rentabilidad. Cuántas veces habré escuchado eso de “regálame un cuadrito”, “préstame esa pieza” o “podemos hacer uso de esta imagen tuya para promocionar lo que sea, pero, no tenemos dinero para pagarte, etc.” No creo que les planteen estas preguntas a artistas consagrados, “¿Damien Hirst, me regalas una pieza tuya? La calavera de diamantes mismo…” Y lo que más duele es cuando lo hacen los propios agentes culturales, conocedores de la situación de los artistas. Parece que nuestro tiempo no vale dinero. ¿Será que no comemos y vivimos del aire?
¿Qué lugar ocupan los textos en su obra?
Depende, algunos son parte de esa obra, otros un inicio para llegar a realizar una obra o simplemente una ayuda para que el espectador la comprenda un poco mejor o para darle unas pautas de cómo enfrentarse a ella. Son parte y complemento de mi trabajo.
La presencia de lo opuesto es vital en su obra. Baste mencionar: perversión versus represión; Franco versus Mandela. ¿Cuál cree que es la semilla de esa obsesión?
La tolerancia. El transigir con el pensamiento disonante y empatizar con las diferentes circunstancias de cada uno. El poder comprender el porqué de cada ideología. No quiero vivir en una burbuja donde escuche sólo lo que quiero oir, así comienza la intransigencia y la radicalización del pensamiento. No hay una verdad absoluta. Si es absoluta es que está manipulada. Aquí en España hay un refrán que dice “darle la razón como a los locos”. Me encanta la locura, pero no de este tipo, donde lo blanco es blanco y lo negro es negro. Yo soy más de grises. Hoy con las redes sociales, donde tú eliges tu círculo de conexiones, la gente está muy posicionada y tiene la piel muy delgada. En cuanto leen o escuchan un pensamiento que discrepa del suyo, lo bloquean, lo trolean y lo acallan, y así desaparece el diálogo.
¿Qué artistas lo han influenciado?
Todos los artistas que conozco me han influenciado y espero que todos los que me quedan por conocer me aporten un granito de arena más.
¿Los curadores qué han sumado o restado a la lectura del arte?
No creo que resten nada a la lectura comtemporane del arte. Son un suma y sigue; de hecho, la linea que separa el concepto de curador, comisario, gestor cultural y conservador cada vez es más fina, incluso me atrevería a meter en la ecuación al propio artista que cada vez más, ejerce de comisario en sus propios proyectos y en los discursos que genera. Todos lo agentes culturales son bienvenidos y más si sirven de ayuda a que el engranaje del mundo del arte funcione más y mejor.
Desde sus comienzos hasta hoy ¿qué camino ve que transitó su obra?
Mi trabajo ha ido evolucionando con mis propios cambios y suelo pasar de un proyecto a otro de forma orgánica. Se podría decir que fluctuo entre lo analítico y lo sensorial. Cuando termino un proyecto suelo enlazarlo con otro que diste de este en la manera de afrontarlo tanto en lo formal como en lo discursivo.
¿En qué proyectos se encuentra?
En la actualidad trabajo de diseñador gráfico a jornada completa, por lo que me está siendo dificil compaginarlo con mis labores artísticas. Yo sigo generando ideas y las apunto en una libreta que guardo a buen recaudo. En el momento que me lo pueda permitir, retomaré mi actividad artística porque echo mucho de menos poder dedicarme a ello. No es la primera vez, e imagino que no será la última, en la que tengo que buscar un sueldo fuera del mundo artístico. Siempre vuelvo porque… “La cabra siempre tira al monte”